"El hombre vulgar, por más dura que la vida le resulte, tiene al menos la felicidad de no pensar en ella. Vivir la vida sucesivamente, exteriormente, como un perro o un gato —eso es lo que hacen los hombres normales, y así debe vivirse la vida para que se pueda sentir la satisfacción del perro y del gato. Pensar es destruir.
El propio proceder del pensamiento lo propone al mismo pensamiento, porque pensar es descomponer.
Si
los hombres supieran meditar en el misterio de la vida, si supieran
sentir las mil complejidades que espían el alma en cada pormenor de cada
acción, no actuarían nunca, ni siquiera vivirían. Se matarían de tan
asustados, como los que se suicidan para no ser guillotinados al día
siguiente".
Fernando Pessoa
No hay comentarios:
Publicar un comentario