lunes, 22 de septiembre de 2025

 ¿Merecemos algo en la vida?


La noción de que merecemos algo en la vida es una de las más persistentes, reconfortantes y, a la vez, engañosas que ha construido el ser humano. Desde temprana edad se nos enseña que el esfuerzo, la bondad o el sufrimiento traerán su recompensa. Pero la realidad parece contradecir esta promesa: hay quienes hacen todo bien y reciben poco, y otros que viven en abundancia sin haber hecho nada en particular para ganarla.

El filósofo Albert Camus, en El mito de Sísifo, nos advierte que el universo es indiferente a nuestras aspiraciones morales: "El mundo en sí mismo no es razonable, eso es todo lo que se puede decir." No hay, según Camus, un plan que compense nuestras acciones. Solo queda la rebeldía lúcida del ser humano que, a pesar del sinsentido, decide actuar con dignidad.

John Rawls, en Una teoría de la justicia, trató de responder a esta incertidumbre proponiendo un modelo ético de distribución de bienes basado en el “velo de la ignorancia”, donde nadie sabe qué posición ocupará en la sociedad. Para Rawls, no merecemos ni nuestras habilidades naturales ni el entorno que nos vio nacer. Por tanto, lo justo no es premiar el mérito individual, sino construir condiciones más equitativas para todos.

Por otro lado, Nietzsche criticó la moral del mérito impuesta por la religión y la cultura occidental. En La genealogía de la moral, argumenta que la idea de “merecer” el cielo o el castigo está más relacionada con el deseo de poder de unos sobre otros que con la justicia. En su lugar, propuso una afirmación vitalista: no actuar por recompensa, sino como expresión del propio poder creador.

La vida, en suma, no entrega premios a los justos ni castigos a los malvados. No es un tribunal, sino un campo abierto de posibilidades, límites y azar. Merecer puede ser un anhelo legítimo, un grito ético, o incluso una ilusión necesaria para seguir. Pero como advirtió Simone Weil, "la justicia no consiste en recibir lo que se merece, sino en no recibir lo que no se merece nadie: el sufrimiento sin sentido."

Quizá, más que preguntar si merecemos algo, deberíamos preguntarnos qué estamos dispuestos a dar, a sostener y a defender, aún cuando no haya recompensa garantizada.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog

Buscar este blog