¿Merecemos algo en la vida?
La
noción de que merecemos algo en la vida es una de las más persistentes,
reconfortantes y, a la vez, engañosas que ha construido el ser humano.
Desde temprana edad se nos enseña que el esfuerzo, la bondad o el
sufrimiento traerán su recompensa. Pero la realidad parece contradecir
esta promesa: hay quienes hacen todo bien y reciben poco, y otros que
viven en abundancia sin haber hecho nada en particular para ganarla.
El
filósofo Albert Camus, en El mito de Sísifo, nos advierte que el
universo es indiferente a nuestras aspiraciones morales: "El mundo en sí
mismo no es razonable, eso es todo lo que se puede decir." No hay,
según Camus, un plan que compense nuestras acciones. Solo queda la
rebeldía lúcida del ser humano que, a pesar del sinsentido, decide
actuar con dignidad.
John
Rawls, en Una teoría de la justicia, trató de responder a esta
incertidumbre proponiendo un modelo ético de distribución de bienes
basado en el “velo de la ignorancia”, donde nadie sabe qué posición
ocupará en la sociedad. Para Rawls, no merecemos ni nuestras habilidades
naturales ni el entorno que nos vio nacer. Por tanto, lo justo no es
premiar el mérito individual, sino construir condiciones más equitativas
para todos.
Por otro
lado, Nietzsche criticó la moral del mérito impuesta por la religión y
la cultura occidental. En La genealogía de la moral, argumenta que la
idea de “merecer” el cielo o el castigo está más relacionada con el
deseo de poder de unos sobre otros que con la justicia. En su lugar,
propuso una afirmación vitalista: no actuar por recompensa, sino como
expresión del propio poder creador.
La
vida, en suma, no entrega premios a los justos ni castigos a los
malvados. No es un tribunal, sino un campo abierto de posibilidades,
límites y azar. Merecer puede ser un anhelo legítimo, un grito ético, o
incluso una ilusión necesaria para seguir. Pero como advirtió Simone
Weil, "la justicia no consiste en recibir lo que se merece, sino en no
recibir lo que no se merece nadie: el sufrimiento sin sentido."
Quizá,
más que preguntar si merecemos algo, deberíamos preguntarnos qué
estamos dispuestos a dar, a sostener y a defender, aún cuando no haya
recompensa garantizada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario