miércoles, 17 de septiembre de 2025

 Hoy apenas es posible tener la experiencia de la duración. El tiempo laboral no lo permite. No es un tiempo narrativo, sino aditivo, es más, acumulativo. La falta de duración nos crea la sensación de que hoy todo se acelera. Pero la causa de que se esté perdiendo la duración no es, como se supone erróneamente, la aceleración. Más bien sucede que el tiempo se precipita como un alud porque ya no tiene dónde asirse, porque nada otorga duración al tiempo. Aquellos puntos del presente entre los que, por ser meramente aditivos, no existe ninguna fuerza de atracción ni ninguna tensión temporales, desencadenan el arrastre del tiempo, que conduce a una aceleración sin dirección, es decir, sin sentido.

Byung Chul Han

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