¿Qué vale más: la inteligencia, la bondad o la sabiduría?
Hay
preguntas que no se lanzan con la boca, sino con el alma. Preguntas que
no buscan respuesta inmediata, sino compañía en el abismo. Esta es una
de ellas.
¿Qué es mejor ser: sabio, inteligente o buena persona?
A
primera vista, podríamos pensar que cada una basta por sí sola. El
inteligente resuelve problemas, el bueno cuida a los demás, el sabio…
¿qué hace el sabio? Tal vez la respuesta no esté en lo que hacen, sino
en desde dónde lo hacen.
Inteligencia: la mente ágil, pero no siempre justa
Ser
inteligente es saber adaptarse, deducir, argumentar, resolver. Pero la
inteligencia, por sí sola, puede volverse fría, calculadora o incluso
peligrosa si no está al servicio de algo más alto.
Un
tirano puede ser inteligente. Un estafador también. La inteligencia sin
dirección puede construir imperios… o destruir mundos.
Bondad: el corazón noble, pero a veces ingenuo
Ser
bueno es elegir el bien, aún sin comprender del todo el mundo. Es
actuar con ternura, compasión, cuidado. Pero la bondad sin
discernimiento puede volverse ingenua, vulnerable o manipulable.
El
mundo está lleno de almas buenas que han sido lastimadas por no saber
decir “no”, por confiar demasiado, por no ver venir el golpe.
Sabiduría: la alquimia entre el saber, el sentir y el vivir
La
sabiduría no es una biblioteca llena ni un corazón dócil. Es el punto
de equilibrio, el cruce del rayo con la raíz. El sabio ha vivido, ha
caído, ha visto su propio ego, ha comprendido el sufrimiento... y ha
dejado de necesitar tener la razón.
Un
sabio no hace daño. No porque no pueda, sino porque ya no quiere.
Porque ha entendido que el verdadero poder es el del corazón en paz, la
mirada limpia y la acción justa.
¿Puede un sabio ser mala persona?
No.
Podrá haber quien se disfrace de sabio, quien hable con frases
profundas y robe con la otra mano. Pero ese no es sabio. Es solo un
inteligente con máscara.
El verdadero sabio no separa lo que sabe de lo que vive. Su coherencia es su templo. Su humildad, su fuerza.
¿Qué deberíamos cultivar?
La inteligencia es útil. La bondad es hermosa. Pero la sabiduría… es medicina para el alma y brújula para la vida.
No
nace de un libro, ni de un curso, ni de una moda. Nace del silencio,
del dolor enfrentado, del ego disuelto. Y sí, también de preguntar cosas
como esta.
Una imagen para cerrar
Imagina tres árboles:
El de la inteligencia tiene ramas altas, pero raíces débiles: puede caer en la primera tormenta.
El de la bondad da sombra, pero si no sabe protegerse, lo talan.
El de la sabiduría tiene raíces profundas, ramas firmes y frutos dulces. Es hogar, medicina y guía.
Adivina cuál estás empezando a ser tú.

No hay comentarios:
Publicar un comentario