Su
máxima creación: la antipoesía. Con ella, Parra fue capaz de
interpretar algo inexpresado de la existencia y del mundo, que acercó
profundamente la poesía a la vida y cuya consecuencia final es tan
desestabilizadora, tan contraria, que hace de él la mayor figura crítica
que ha producido la poesía escrita en castellano.
Parra se encargó de aniquilar primero lo “artístico”, lo literario con la invención de la antipoesía. Su Poemas y antipoemas, publicado de 1954, amenazó lo que se entendía por “superior” en la literatura. En 1972, con la publicación de Artefactos,
demolió los emblemas de la cultura, entre otros el libro: la edición
consistía en una caja con cientos de tarjetas postales destinadas a
colarse por debajo de las puertas de las casas. Parra quería eliminar
cualquier idea de jerarquías y llevaba a la poesía por las rendijas de
los hogares, como se llevan los panfletos políticos, los catálogos
comerciales y el menú del día. El alto lirismo estaba para él en el
mismo plano que la pornografía, la política y el chiste.
La misión de la antipoesía fue liberar a las palabras obreras, aquellas
que cotidianamente fundan la vida de los seres humanos, de la sumisión
que les imponen las palabras sagradas. La utopía de los antipoemas de
Nicanor Parra, su sueño final, fue el fin de los propietarios, vale
decir: el fin de la soledad.
Nicanor Parra ha muerto. Viva Nicanor Parra.
https://www.nytimes.com/es/2018/01/24/nicanor-parra-ha-muerto-viva-nicanor-parra/
No hay comentarios:
Publicar un comentario