lunes, 7 de febrero de 2011

Malvidio Malatesta

Me gusta el sonido de la lluvia
tal vez porque imagino
que es un canto triste
en un lugar remoto perdido en la noche
donde nadie escucha los lamentos




como lágrimas derramadas
por los dioses en un
momento de desesperación
como padres sintiéndose
culpables por el resultado
de las cosas

cosas que nadie puede predecir
es el precio del libre albedrío
habrá que preguntarse si no
es un precio demasiado alto

pero volvamos a la lluvia
gotas de lluvia que acompañan tu soledad
una soledad que llega hasta los huesos
pequeñas gotas que acarician tu rostro
que tratan de limpiar tu alma
que no quede un rastro de desolación

lágrimas que quisieras derramar desde el cielo
para llenar las almas vacías, vagabundas, errantes
pérdidas en una jungla de colores grises
almas envejecidas que necesitan disfrutar
de un nuevo renacer de un motivo para brillar
de sentir el poder de la creación

de abandonar la pequeña cárcel consumista


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