A veces digo, aunque no del todo en serio, que el enamoramiento es la parte excitante del principio, y que el amor real es la parte aburrida que viene después
La reflexión de Wendy Cope sobre el enamoramiento y el amor real es una observación aguda y llena de matices, que invita a explorar la dualidad entre la pasión efímera y la profundidad duradera. Podríamos desarrollarla así:
**1. El enamoramiento como "chispa" ilusoria**
El
enamoramiento es ese estado de euforia inicial donde todo es
intensidad: la idealización del otro, las mariposas en el estómago, la
obsesión dulcemente irracional. Es "emocionante" precisamente porque se
alimenta de lo desconocido y de la proyección. Como dice Cope, es un
*"no del todo en serio"*: un juego de espejos donde amamos más la idea
que hemos construido que a la persona real. La literatura romántica y el
cine suelen eternizar esta fase, confundiéndola con el amor mismo.
**2. El amor real como elección consciente (y "aburrida")**
Lo
que sigue —el amor real— carece del brillo del enamoramiento porque
implica lidiar con lo cotidiano: ver al otro en sus contradicciones,
negociar conflictos, aceptar rutinas. Es aquí donde Cope introduce la
ironía: lo llama *"aburrido"* no por falta de valor, sino porque exige
un trabajo silencioso, lejos del drama de los comienzos. Es la
diferencia entre *sentir* y *construir*: compartir un silencio cómodo,
cuidar al otro en la enfermedad, reírse de viejas anécdotas por décima
vez.
**3. La paradoja de la profundidad**
La
gracia del comentario está en su aparente cinismo: lo "aburrido" es en
realidad lo revolucionario. El amor real no necesita adrenalina porque
ha encontrado algo más raro: la confianza. Como escribió la propia Cope
en **«The Orange»** (*"And I love you. I’m glad I exist."*), a veces la
mayor felicidad está en la simpleza de un gesto repetido, en la certeza
de que el otro estará ahí incluso cuando el guión deje de ser
emocionante.
**4. ¿Dos caras de una misma moneda?**
Quizá
lo más honesto sea admitir que ambos estadios se necesitan: el
enamoramiento es el impulso que nos lleva a empezar, pero el amor es lo
que nos hace quedarnos. Como diría otro poeta, Auden, *"If equal
affection cannot be, let the more loving one be me"*. La verdadera
hazaña no es enamorarse, sino elegir seguir amando cuando la magia se
vuelve humana.
En
definitiva, la frase de Cope celebra lo imperfecto y lo ordinario como
terreno fértil. Porque el amor —el de verdad— no es un final de
película, sino la película entera, incluyendo las escenas que nadie
recuerda..
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