Solo palabras

 Esta frase de Lacan es una bomba elegante: parece críptica, pero en realidad es una crítica feroz a la forma en que imaginamos la “verdad”..

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1. “Uno no se casa con la verdad”

Lacan está diciendo:
La verdad no es un compromiso firme, no es un pacto estable.
No puedes firmar un contrato con ella, no puedes fijarla ni convertirla en un acuerdo permanente.

La verdad no es una esposa confiable que te acompañe toda la vida.
Se mueve, cambia, se esconde, reaparece.
Es parcial, siempre incompleta, y quien diga que posee “La Verdad” —con mayúsculas— está mintiendo o ejerciendo poder.

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2. “Con ella no hay contrato, y menos todavía unión libre”

Ni por el camino formal (un contrato)
ni por el camino espontáneo (“unión libre”)
puedes establecer una relación estable.

¿Por qué?
Porque la verdad se escapa, no se deja atrapar por nuestras categorías morales, políticas o intelectuales.

La verdad nunca está “toda” disponible.
Siempre falta algo.
Eso es básico en el psicoanálisis lacaniano.

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3. “La verdad es en primer lugar seducción”

Aquí está el golpe.

Lo que primero aparece de la verdad no es su claridad,
sino su poder de atraernos.

La verdad, antes de decirnos algo, nos seduce, nos mueve el deseo.
Nos hace mirar hacia donde ella quiere, nos fascina,
nos promete un saber más allá, algo que parece que por fin nos completará.

La verdad seduce, pero al llegar ahí…
descubrimos que es parcial, fragmentaria, que no cierra toda la historia.

Por eso Lacan insiste:
la verdad es media verdad, y solo aparece en forma de medio decir (“mi-dire”).

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En pocas palabras:

• La verdad no es estable.
• No puedes aferrarte a ella como a una pareja permanente.
• No hay relación completa con ella.
• Su primera fuerza es que nos atrae, nos seduce, nos empuja a buscarla.
• Y cuando creemos haberla atrapado, ya cambió, ya faltó algo, ya se movió.

Por eso la verdad es tan poderosa:
no porque se posea, sino porque se persigue.