martes, 9 de diciembre de 2025

 Además de la tendencia contraproducente de nuestra especie a dar por hecha rápidamente cualquier mejora que encontremos, estamos predispuestos a captar señales externas que nos indican dónde deberían estar ubicados nuestros puntos de referencia. En una columna de opinión titulada «Downsizing Supersize», el periodista económico James Surowiecki hablaba de un estudio en el que «los investigadores colocaron un tazón de M&M en la mesa del conserje de un bloque de pisos y al lado había una cucharita y un cartel que decía: “Barra libre”. En días alternos, los investigadores cambiaban el tamaño de la cuchara; en lugar de una cucharita dejaban una cuchara sopera cuatro veces más grande». Si la gente se hubiera limitado a comer todo lo que quisiera, el tamaño de la cuchara habría dado igual, pero sí que importaba, y mucho. A mayor cuchara, más M&M. La conclusión a la que llega Surowiecki es que «muchos de nosotros no tenemos una idea fija de cuánto queremos de algo, y en vez de eso buscamos señales externas —como el tamaño del paquete o de la taza— que nos indiquen qué hacer». Y todas las señales, especialmente en la sociedad estadounidense, apuntan hacia más.[

Christopher Ryan 

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