sábado, 6 de diciembre de 2025

   —Debes elegir —le dijo—, o acompañas a tus padres en un viaje de por lo menos un año por Europa, o bien comienzas la carrera académica. O me das tu palabra de que el día que regresemos del viaje te pondrás a trabajar de aprendiz de comerciante, o bien renuncias a este viaje, te quedas en Hamburgo y de inmediato te pasas a un programa de estudios clásicos que te prepare para la vida académica.

    Imagínense a un muchacho de quince años ante tamaña decisión, que le marcaría el destino. Tal vez el siempre puntilloso Heinrich le estaba dando una clase existencialista. Tal vez le estaba enseñando que toda alternativa excluye, que por cada «sí» debe haber un «no». (En efecto, años más tarde Arthur escribiría: «Quien deba serlo todo no puede ser cualquier cosa»).

Yalom

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