"Quisiera convencerme de que efectivamente poseo una definición de Dios, un concepto de Dios. Pero no poseo nada semejante.
Son
raras las veces en que pienso en Dios, sencillamente porque el problema
me excede tan sobrada y soberanamente, que llega a provocarme una
especie de pánico, una desbandada general de mi lucidez y de mis
razones.
«Dios es la
Totalidad» dice a menudo Avellaneda. «Dios es la Esencia de todo» dice
Aníbal, «lo que mantiene todo en equilibrio, en armonía, Dios es la Gran
Coherencia».
Soy capaz
de entender una y otra definición, pero ni una ni otra son mi
definición. Es probable que ellos estén en lo cierto, pero no es ése el
Dios que yo necesito.
Yo
necesito un Dios con quien dialogar, un Dios en quien pueda buscar
amparo, un Dios que me responda cuando lo interrogo, cuando lo ametrallo
con mis dudas".
— Mario Benedetti
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