martes, 12 de agosto de 2025

 Sócrates


Usaba la ironía como arma, y a más de uno lo dejó en ridículo en público.

No cobraba, pero tampoco daba diplomas… te ibas con crisis existencial gratis.

Murió por cuestionar demasiado, así que sí: básicamente lo “cancelaron” en Atenas.


Wittgenstein

Tenía un humor tan raro que ni Google Translate lo entendería.

Fue maestro de primaria y, según dicen, a veces era tan duro que los niños preferían el recreo… bajo la lluvia.

El tipo más puntual que conocerás: llegaba antes de que existiera el tiempo.


Kierkegaard

Hablaba con tanta pasión de la fe y la angustia que hasta parecía telenovela.

Usaba seudónimos como si fueran cuentas falsas de Facebook para discutir consigo mismo.

Amaba a Regina Olsen… pero rompió el compromiso porque, bueno, angustia existencial.


Camus

Atractivo, carismático y existencialista: básicamente el protagonista de cualquier película francesa en blanco y negro.

Escribió que la vida es absurda, pero igual se la pasaba en cafés con vino y amigos.

Ganó el Nobel y aún así seguía siendo el alma de la fiesta.


Schopenhauer

Pesimista profesional: si había sol, decía que iba a llover.

Odiaba tanto a Hegel que daba clases al mismo tiempo que él… y se quedaba con 5 alumnos.

Amaba a su perro más que a la mayoría de las personas.


Rousseau

Soñaba con una educación libre y natural… pero mandó a sus hijos a un orfanato.

Huyó de ciudades y gobiernos más veces que un estafador de telenovela.

Pensaba que el hombre era bueno por naturaleza… salvo sus vecinos.


Locke

Creía que todos nacemos como una hoja en blanco… y que la escuela te escribe encima.

Inspiró revoluciones políticas, pero no cobraba regalías.

Podía discutir de política y educación toda la noche… sin perder la compostura inglesa.


Sartre

Existencialista, comunista y activista: triple combo para incomodar en cenas familiares.

Andaba con Simone de Beauvoir, pero tenían “relación abierta” antes de que fuera cool.

Rechazó el Nobel porque no quería que lo “institucionalizaran”… y porque le caía gordo el traje.

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