Las dos grandes amenazas a la supervivencia humana a las que nos enfrentamos actualmente son la militar y la medioambiental. Es probable que vayan convergiendo cada vez más entre ellas en el futuro, a medida que la competencia y las pugnas por unos recursos escasos degeneren en conflicto armado. A lo largo de los años, los comunistas han sido unos de los más ardientes defensores de la paz y el motivo de tal actitud ha sido hábilmente resumido por Ellen Meiksins Wood: «Me parece axiomático —escribe— que la lógica expansionista, competitiva y explotadora de la acumulación capitalista en el contexto del sistema de los Estados-nación acabe siendo desestabilizadora a más corto o más largo plazo, y que el capitalismo [...] sea y continúe siendo durante un futuro próximo la mayor amenaza contra la paz mundial»/5 Si el movimiento pacifista quiere comprender de verdad las causas fundamentales de la agresividad global, no puede permitirse ignorar la naturaleza de la bestia que la alimenta. Y eso significa que no puede permitirse el lujo de ignorar las ideas y reflexiones del marxismo. Lo mismo se puede decir a propósito del ecologismo. Wood sostiene que el capitalismo no puede evitar la devastación ecológica por culpa de la naturaleza antisocial misma de su impulso acumulador. El sistema puede llegar a tolerar la igualdad racial y de género, pero es incapaz (por su propia naturaleza) de alcanzar la paz mundial y de respetar el mundo material. El capitalismo, comenta Wood, «tal vez pueda tener cabida para cierto grado de atención ecológica, sobre todo, cuando la propia tecnología de protección medioambiental es comercializable y rentable. Pero la irracionalidad esencial del impulso de la acumulación de capital, que supedita todo a las exigencias de expansión propia del capital y a las del llamado "crecimiento", es irremediablemente hostil al equilibrio ecológico». El viejo eslogan comunista del «socialismo o barbarie» siempre les ha parecido a algunos un tanto apocalíptico de más. En estos momentos en los que la historia se encamina a trompicones hacia un posible escenario de guerra nuclear y de catástrofe medioambiental, cuesta ver de qué otro modo se puede tomar ese lema que no sea como la más sobria verdad. Si no actuamos ahora, todo parece apuntar a que el capitalismo será nuestra tumba.
Terry Eagleton

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