martes, 26 de agosto de 2025

 “Tenerlo todo y sentirse vacío: la paradoja de la felicidad moderna”


Es común escuchar a artistas o personas exitosas decir que, a pesar de tenerlo todo —dinero, fama, reconocimiento—, eran profundamente infelices. Esta aparente contradicción plantea una pregunta central: ¿puede alguien realmente “tenerlo todo”? Desde la perspectiva psicológica y neurocientífica, la respuesta es clara: no. “Tenerlo todo” es una ilusión, porque la felicidad no se reduce a logros externos o posesiones materiales.

Según Abraham Maslow y su teoría de la jerarquía de necesidades, la satisfacción plena solo se alcanza cuando se cumplen no solo las necesidades fisiológicas y de seguridad, sino también las sociales, de estima y de autorrealización (Maslow, 1943). Así, alguien puede acumular riqueza y fama, pero seguir siendo infeliz si carece de relaciones auténticas, propósito o crecimiento personal.

Martin Seligman, pionero de la psicología positiva, distingue entre tres formas de felicidad: la placentera, la comprometida y la significativa. Una persona que “tiene todo” pero carece de propósito o de compromiso con algo más grande que sí mismo puede experimentar únicamente la felicidad placentera, la más superficial y efímera (Seligman, 2011).

Las investigaciones de Daniel Kahneman y Angus Deaton sobre bienestar subjetivo muestran que el aumento del ingreso tiene un efecto limitado sobre la felicidad emocional a largo plazo; mejora la satisfacción evaluativa de la vida, pero no el bienestar diario (Kahneman & Deaton, 2010). Estudios más recientes en neurociencia confirman que la activación de circuitos cerebrales asociados con la recompensa es temporal y adaptativa: cuanto más se obtiene, mayor es la habituación, y la sensación de satisfacción disminuye con el tiempo (Hsu et al., 2014).

Además, la psicología positiva contemporánea enfatiza la importancia de la gratitud, la resiliencia y la conexión social para una felicidad duradera. Investigaciones muestran que las relaciones significativas y la percepción de propósito predicen mejor el bienestar subjetivo que el estatus económico o la fama (Diener & Biswas-Diener, 2008; Lyubomirsky, 2007).

La frase “cuando lo tenía todo era infeliz” revela la tensión entre expectativas externas e internas. La sociedad moderna define “tenerlo todo” de manera material y visible, mientras que la verdadera plenitud depende de factores invisibles: relaciones auténticas, sentido de propósito y desarrollo interno. En otras palabras, “tenerlo todo” según los estándares sociales no coincide con “tener todo lo que necesitamos para ser felices”.

En conclusión, nadie puede tenerlo todo en sentido absoluto. Creer que la felicidad proviene únicamente de logros externos es una trampa común. La plenitud emocional requiere equilibrar satisfacciones externas con crecimiento personal y conexiones humanas profundas. La felicidad, por tanto, no es un paquete completo que se pueda comprar, sino un proceso continuo de autodescubrimiento, propósito y compromiso.


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Bibliografía

Diener, E., & Biswas-Diener, R. (2008). Happiness: Unlocking the mysteries of psychological wealth. Malden, MA: Blackwell.

Hsu, M., Bhatt, M., Adolphs, R., Tranel, D., & Camerer, C. F. (2014). Neural systems responding to degrees of uncertainty in human decision-making. Science, 310(5754), 1680–1683.

Kahneman, D., & Deaton, A. (2010). High income improves evaluation of life but not emotional well-being. Proceedings of the National Academy of Sciences, 107(38), 16489–16493.

Lyubomirsky, S. (2007). The how of happiness: A scientific approach to getting the life you want. New York: Penguin.

Maslow, A. H. (1943). A theory of human motivation. Psychological Review, 50(4), 370–396.

Seligman, M. E. P. (2011). Flourish: A visionary new understanding of happiness and well-being. New York: Free Press.

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