“Tenerlo todo y sentirse vacío: la paradoja de la felicidad moderna”
Es
común escuchar a artistas o personas exitosas decir que, a pesar de
tenerlo todo —dinero, fama, reconocimiento—, eran profundamente
infelices. Esta aparente contradicción plantea una pregunta central:
¿puede alguien realmente “tenerlo todo”? Desde la perspectiva
psicológica y neurocientífica, la respuesta es clara: no. “Tenerlo todo”
es una ilusión, porque la felicidad no se reduce a logros externos o
posesiones materiales.
Según
Abraham Maslow y su teoría de la jerarquía de necesidades, la
satisfacción plena solo se alcanza cuando se cumplen no solo las
necesidades fisiológicas y de seguridad, sino también las sociales, de
estima y de autorrealización (Maslow, 1943). Así, alguien puede acumular
riqueza y fama, pero seguir siendo infeliz si carece de relaciones
auténticas, propósito o crecimiento personal.
Martin
Seligman, pionero de la psicología positiva, distingue entre tres
formas de felicidad: la placentera, la comprometida y la significativa.
Una persona que “tiene todo” pero carece de propósito o de compromiso
con algo más grande que sí mismo puede experimentar únicamente la
felicidad placentera, la más superficial y efímera (Seligman, 2011).
Las
investigaciones de Daniel Kahneman y Angus Deaton sobre bienestar
subjetivo muestran que el aumento del ingreso tiene un efecto limitado
sobre la felicidad emocional a largo plazo; mejora la satisfacción
evaluativa de la vida, pero no el bienestar diario (Kahneman &
Deaton, 2010). Estudios más recientes en neurociencia confirman que la
activación de circuitos cerebrales asociados con la recompensa es
temporal y adaptativa: cuanto más se obtiene, mayor es la habituación, y
la sensación de satisfacción disminuye con el tiempo (Hsu et al.,
2014).
Además, la
psicología positiva contemporánea enfatiza la importancia de la
gratitud, la resiliencia y la conexión social para una felicidad
duradera. Investigaciones muestran que las relaciones significativas y
la percepción de propósito predicen mejor el bienestar subjetivo que el
estatus económico o la fama (Diener & Biswas-Diener, 2008;
Lyubomirsky, 2007).
La
frase “cuando lo tenía todo era infeliz” revela la tensión entre
expectativas externas e internas. La sociedad moderna define “tenerlo
todo” de manera material y visible, mientras que la verdadera plenitud
depende de factores invisibles: relaciones auténticas, sentido de
propósito y desarrollo interno. En otras palabras, “tenerlo todo” según
los estándares sociales no coincide con “tener todo lo que necesitamos
para ser felices”.
En
conclusión, nadie puede tenerlo todo en sentido absoluto. Creer que la
felicidad proviene únicamente de logros externos es una trampa común. La
plenitud emocional requiere equilibrar satisfacciones externas con
crecimiento personal y conexiones humanas profundas. La felicidad, por
tanto, no es un paquete completo que se pueda comprar, sino un proceso
continuo de autodescubrimiento, propósito y compromiso.
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Bibliografía
Diener, E., & Biswas-Diener, R. (2008). Happiness: Unlocking the mysteries of psychological wealth. Malden, MA: Blackwell.
Hsu,
M., Bhatt, M., Adolphs, R., Tranel, D., & Camerer, C. F. (2014).
Neural systems responding to degrees of uncertainty in human
decision-making. Science, 310(5754), 1680–1683.
Kahneman,
D., & Deaton, A. (2010). High income improves evaluation of life
but not emotional well-being. Proceedings of the National Academy of
Sciences, 107(38), 16489–16493.
Lyubomirsky, S. (2007). The how of happiness: A scientific approach to getting the life you want. New York: Penguin.
Maslow, A. H. (1943). A theory of human motivation. Psychological Review, 50(4), 370–396.
Seligman, M. E. P. (2011). Flourish: A visionary new understanding of happiness and well-being. New York: Free Press.
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