sábado, 24 de mayo de 2025

 El sucesor inmediato de Tales, fue otro jonio, Anaximandro, quien arguyó que la realidad física última del universo no podía ser una sustancia tangible (una idea que no estaba tan lejos de la verdad, como se descubriría mucho más tarde). Anaximandro sustituyó el agua por un «algo indefinido» sin propiedades químicas tal como nosotros las concebimos, aunque propuso lo que denominó «oposiciones»: la calidez y la frialdad, la humedad y la sequedad, por ejemplo. Esto puede considerarse un paso adelante hacia el concepto de la «materia» en general. Anaximandro también tenía una teoría de la evolución. Rechazaba la idea de que los seres humanos derivaban indirectamente de los dioses y los titanes (los hijos de Urano, una familia de gigantes) y pensaba que todas las criaturas vivas se habían originado en un principio en el agua, «cubiertas con conchas llenas de púas». Luego, al secarse parte del mar, algunas de estas criaturas salieron a la tierra, donde sus conchas se rompieron para dar origen a nuevos tipos de animales. En este sentido, Anaximandro creía que «en un principio el hombre había sido un pez».[561] Nuevamente estamos ante un hito histórico e intelectual cuya trascendencia es difícil de exagerar: el rechazo de los dioses y de los mitos como forma de explicarlo todo y los comienzos de la observación como base de la razón. El que el hombre descendiera de otros animales y no de los dioses suponía, como podemos imaginar, una enorme ruptura con la mentalidad pasada.

Peter Watson 

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