Vamos a desarrollar cómo distinguir si una persona realmente no puede cambiar o si simplemente no ha sabido (o querido) hacerlo aún. Para eso, hay que considerar cinco factores:
1. Grado de conciencia
¿La persona reconoce el problema?
Si no lo reconoce, difícilmente cambiará.
Si sí lo reconoce, pero no actúa, ya hay algo de responsabilidad.
>
Ejemplo: alguien que dice "sé que bebo demasiado, pero no me importa"
está decidiendo no cambiar, y eso indica una falta de voluntad más que
una incapacidad.
2. Acceso a recursos y estrategias
¿Sabe cómo cambiar?
Muchos no cambian porque no tienen herramientas mentales, apoyo o información suficiente.
¿Ha probado métodos o solo lo ha intentado "a su manera"?
>
Ejemplo: alguien con sobrepeso que dice "ya intenté todo", pero solo
dejó de cenar durante una semana, no ha intentado realmente lo que se
sabe que funciona.
3. Condicionamientos fuertes o trastornos
¿Tiene un trastorno (adicción, depresión, TCA, etc.)?
En esos casos, la capacidad de decisión está limitada, y juzgar sin matices es injusto.
Pero incluso aquí, la persona sigue teniendo responsabilidad en buscar ayuda o permitir que la ayuden.
> La diferencia clave es que el cambio requiere más apoyo externo y tiempo, pero no es imposible.
4. Ambiente y contexto
¿Está rodeado de personas, lugares o situaciones que lo empujan al mal hábito?
El contexto puede ser tan potente como una droga.
Pero incluso así, buscar cambiar de ambiente o reducir su influencia también es parte de la responsabilidad personal.
5. Nivel de esfuerzo sostenido
¿Lo ha intentado de forma seria, constante y prolongada?
Si nunca ha sostenido el esfuerzo, es precipitado decir que "no puede".
El cambio casi siempre requiere incomodidad, recaídas y paciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario