"Lo que extrañas ya no existe, así que avanza".
A veces, la nostalgia se disfraza de esperanza. Nos
aferra a recuerdos como si fueran promesas incumplidas, como si lo que
perdimos pudiera volver si lo deseamos con suficiente fuerza. Pero la
verdad, aunque duela, es clara: lo que extrañas ya no existe.
No
eres la misma persona, ni el mundo es el mismo lugar. Aquello que
añoras —una época, un amor, una rutina, una sensación— se ha desvanecido
en el tiempo. Puede que aún lo tengas presente, que lo evoques con
cariño o con dolor, pero no puedes vivir mirando hacia atrás.
Avanzar
no es olvidar, sino aceptar. Es reconocer que la vida cambia, que las
etapas se cierran, y que aferrarse a lo que fue solo retrasa lo que
puede ser. Lo que te espera requiere las manos libres, el corazón
abierto y la mente dispuesta a construir algo nuevo.
Así
que suelta. No porque no haya valido la pena, sino porque ya no está.
Lo que extrañas ya no existe, y eso está bien. Hay belleza en lo que
fue, pero también hay poder en lo que viene. Avanza.
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