Una de las sincronías más famosas y difíciles de atribuir simplemente al azar fue documentada por el psicólogo y estadístico suizo C.G. Jung, pero hay otras igual de desconcertantes. Aquí te dejo una que ha fascinado tanto a racionalistas como a creyentes:
El caso de Anthony Hopkins y el libro perdido
Cuando
Hopkins fue contratado para protagonizar la película The Girl from
Petrovka, intentó conseguir el libro en que se basaba (una novela poco
conocida de George Feifer). No lo encontraba en ninguna librería de
Londres. Finalmente, mientras estaba en una estación de metro, vio un
libro abandonado en un banco. Era justamente The Girl from Petrovka.
Más
increíble aún: cuando se encontró con el autor semanas después, Feifer
le contó que había perdido su única copia anotada del manuscrito en
Londres… y era precisamente la que Hopkins había encontrado (con las
mismas anotaciones en los márgenes).
¿Es explicable?
Desde
una perspectiva puramente estadística, es posible, pero el nivel de
precisión y la cadena de eventos lo hace extremadamente improbable. Si
uno quiere verlo como sincronicidad, parece una especie de "convergencia
significativa" entre intención, azar y destino.
Este
tipo de casos rozan el límite de lo explicable sin salirte del marco
racional, pero tampoco obligan a caer en supersticiones. Son, en todo
caso, recordatorios de que la realidad tiene capas de complejidad que a
veces se manifiestan de forma casi poética.
No hay comentarios:
Publicar un comentario