sábado, 24 de mayo de 2025

 Una de las sincronías más famosas y difíciles de atribuir simplemente al azar fue documentada por el psicólogo y estadístico suizo C.G. Jung, pero hay otras igual de desconcertantes. Aquí te dejo una que ha fascinado tanto a racionalistas como a creyentes:


El caso de Anthony Hopkins y el libro perdido

Cuando Hopkins fue contratado para protagonizar la película The Girl from Petrovka, intentó conseguir el libro en que se basaba (una novela poco conocida de George Feifer). No lo encontraba en ninguna librería de Londres. Finalmente, mientras estaba en una estación de metro, vio un libro abandonado en un banco. Era justamente The Girl from Petrovka.

Más increíble aún: cuando se encontró con el autor semanas después, Feifer le contó que había perdido su única copia anotada del manuscrito en Londres… y era precisamente la que Hopkins había encontrado (con las mismas anotaciones en los márgenes).

¿Es explicable?

Desde una perspectiva puramente estadística, es posible, pero el nivel de precisión y la cadena de eventos lo hace extremadamente improbable. Si uno quiere verlo como sincronicidad, parece una especie de "convergencia significativa" entre intención, azar y destino.

Este tipo de casos rozan el límite de lo explicable sin salirte del marco racional, pero tampoco obligan a caer en supersticiones. Son, en todo caso, recordatorios de que la realidad tiene capas de complejidad que a veces se manifiestan de forma casi poética.

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