En el tipo de arte que me atrajo, la voz o el juicio del colectivo es peligroso. La precariedad del habla íntima se suma a su poder y al poder del lector, a través de cuya agencia se alienta la voz en su súplica o confianza urgente.
¿Qué le sucede a un poeta de este tipo cuando el colectivo, en lugar de aparentemente desterrarlo o ignorarlo, aplaude y enaltece? Yo diría que un poeta así se sentiría amenazado, superado.
Este es el tema de Dickinson. No siempre, pero a menudo.

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