domingo, 25 de mayo de 2025

 "Enfadada, se dirigió a la administración del cementerio. Allí le dijeron que, al expirar el plazo de alquiler, las tumbas se liquidan automáticamente. Les reprochó que no le hubieran advertido previamente que debía prolongar el alquiler y le respondieron que tenían poco sitio en el cementerio y que LOS MUERTOS VIEJOS DEBÍAN DEJAR SITIO A LOS MUERTOS JÓVENES. Aquello la indignó y les dijo que no sabían una palabra de humanidad y respeto por las personas, pero comprendió que la conversación era inútil. Del mismo modo en que no había podido impedir la muerte de su marido, ahora se encontraba igualmente desarmada ante su segunda muerte, esa muerte de "muerto viejo" que ya no puede existir ni siquiera como muerto." (págs. 187-188)


Milan Kundera

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