miércoles, 4 de junio de 2025

 ¿Cómo podemos negar vida en el universo si apenas lo conocemos?


El ser humano ha avanzado enormemente en su conocimiento del cosmos. Hemos lanzado telescopios al espacio, enviado sondas fuera del sistema solar y cartografiado galaxias a millones de años luz. Y sin embargo, solo conocemos aproximadamente el 4% del universo. El resto —96%— está compuesto por energía oscura y materia oscura, elementos que no comprendemos del todo y que ni siquiera podemos ver directamente.

Incluso dentro de ese 4%, lo que realmente hemos explorado es una fracción minúscula. Hasta ahora, solo hemos observado directamente una pequeña parte del universo observable, que a su vez es solo una burbuja en un mar mucho más vasto, posiblemente infinito. En cuanto a exoplanetas, hemos descubierto poco más de 5,000, pero se estima que hay 10²⁴ planetas potencialmente habitables. Es como estudiar una gota de agua y asumir que conocemos todo el océano.

Entonces, ¿cómo es posible que muchos insistan en que no hay vida más allá de la Tierra? La única respuesta lógica es la arrogancia. O el miedo. O ambos.

Negar la posibilidad de vida en otros mundos basándose en lo que hemos visto hasta ahora es como encender una linterna en una cueva infinita y, al no ver a nadie en el primer metro, asumir que estás solo. Es una conclusión basada no en evidencia, sino en ignorancia.

Si apenas conocemos una ínfima parte del universo, afirmar con certeza que estamos solos es no solo poco científico, sino también profundamente humano: una mezcla de ego, necesidad de control y miedo a lo desconocido.

Tal vez no hemos encontrado vida aún porque estamos buscando con herramientas primitivas o porque no estamos listos para entenderla. Pero lo que está claro es esto: no se puede negar lo que aún no se ha explorado.


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