“Freud no solamente desarrolló la primera, sino también la más consistente y penetrante teoría del carácter, como un sistema de impulsos subyacentes a la conducta, pero no idénticos a ella.
A
fin de poder apreciar el concepto dinámico del carácter enunciado por
Freud, será de utilidad establecer una comparación entre los rasgos de
conducta y los rasgos de carácter.
Se considera a los rasgos de conducta como acciones observables por una tercera persona.
Así,
por ejemplo, el rasgo de conducta “ser valiente” puede definirse como
la conducta dirigida a lograr una meta determinada sin que el arriesgar
la propia comodidad, la libertad o la propia vida sea impedimento para
ello; o puede definirse al ahorro como la conducta encaminada a
economizar dinero u otros objetos materiales.
Sin
embargo, si investigamos la motivación y particularmente la motivación
inconsciente de tales rasgos de conducta, encontraremos que el rasgo de
la conducta encierra numerosos y completamente diferentes rasgos de
carácter.
La conducta
valiente puede ser motivada por la ambición, de tal manera que la
persona arriesgará su vida en ciertas situaciones a fin de satisfacer su
necesidad de ser admirada; puede ser motivada por impulsos de s*u|c|d|0
que inducen a una persona a buscar el peligro porque, consciente o
inconscientemente, no valora su vida y desea aniquilarse; puede ser
motivada por pura falta de imaginación, de tal manera que la persona
obra valientemente porque no se da cuenta del peligro que le aguarda;
finalmente, puede ser determinada por una genuina devoción a una idea o
un fin, por los cuales la persona actúa, una motivación que
convencionalmente se considera como la base del valor.
La conducta es en todos estos casos superficialmente la misma, a pesar de las distintas motivaciones”.
— Erich Fromm
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