viernes, 6 de junio de 2025

 “Freud no solamente desarrolló la primera, sino también la más consistente y penetrante teoría del carácter, como un sistema de impulsos subyacentes a la conducta, pero no idénticos a ella. 


A fin de poder apreciar el concepto dinámico del carácter enunciado por Freud, será de utilidad establecer una comparación entre los rasgos de conducta y los rasgos de carácter. 

Se considera a los rasgos de conducta como acciones observables por una tercera persona. 

Así, por ejemplo, el rasgo de conducta “ser valiente” puede definirse como la conducta dirigida a lograr una meta determinada sin que el arriesgar la propia comodidad, la libertad o la propia vida sea impedimento para ello; o puede definirse al ahorro como la conducta encaminada a economizar dinero u otros objetos materiales. 

Sin embargo, si investigamos la motivación y particularmente la motivación inconsciente de tales rasgos de conducta, encontraremos que el rasgo de la conducta encierra numerosos y completamente diferentes rasgos de carácter. 

La conducta valiente puede ser motivada por la ambición, de tal manera que la persona arriesgará su vida en ciertas situaciones a fin de satisfacer su necesidad de ser admirada; puede ser motivada por impulsos de s*u|c|d|0 que inducen a una persona a buscar el peligro porque, consciente o inconscientemente, no valora su vida y desea aniquilarse; puede ser motivada por pura falta de imaginación, de tal manera que la persona obra valientemente porque no se da cuenta del peligro que le aguarda; finalmente, puede ser determinada por una genuina devoción a una idea o un fin, por los cuales la persona actúa, una motivación que convencionalmente se considera como la base del valor. 

La conducta es en todos estos casos superficialmente la misma, a pesar de las distintas motivaciones”. 

— Erich Fromm

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