Por qué el cielo es azul?
No lo sé.
¿Cómo puede ver el cielo sin saber por qué es azul?
Usted es el profesor.
Y usted es una persona. Si le explico por qué el cielo es azul, cuando lo mire verá mucho más de lo que veía. Y así vivirá más.
¿Y?
Enseñar es eso: ayudar a los demás a que vivan más y mejor.
¿En qué sentido?
Yo enseño a vivir con más sentido. Cuando aprende, su vida se llena de sentido. Por eso, yo no doy clases: doy vida al alumno.
¿Tan grave es no saber lo del cielo?
Más grave es no habérselo preguntado. Si logro que se lo pregunte, elevaré su nivel de conciencia y haré de usted mejor persona. ¿Ha estado hace poco en una guardería?
Sí.
Pues fíjese en los soles que dibujan hoy los parvulitos: pintan soles verdes o azules.
Los pintan de todos los colores.
¿Y sabe por qué?
¿...?
Porque hubo un Van Gogh que un día pintó un sol verde: ¡nos enseñó a ver el sol como yo le enseño a ver el cielo! Cuando yo era niño, el profesor que nos veía pintar un sol verde nos reñía: "Walter, no pintes el sol verde; ¿no ves que es amarillo?".
¿Y por qué hoy no se lo dicen al niño?
¡Porque existió Van Gogh! Y porque hubo un Picasso que nos enseñó a ver el cuerpo humano en Las señoritas de Aviñón, y hasta un Duchamp que convirtió un urinario en una obra de arte. El arte nos enseña a ver el mundo, y eso es lo que yo quiero hacer cuando enseño física y colecciono arte.
¿Qué tienen que ver arte y física?
Amo el arte porque me enseña a ver el mundo y, así, a crecer como persona y vivir más. Por eso soy artista cuando doy mis clases, porque aspiro a cambiar a mis alumnos.
Walter Lewin
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