Más recientemente, en psiquiatría, ha hecho falta que pasasen más de veinte años para que el Gobierno estadounidense reconociera la eficacia del litio en el tratamiento de la afección maníaco-depresiva.* Como no se trata más que de una <<sal mineral natural>> sin beneficios conocidos para el sistema nervioso central y como no se comprendía su mecanismo de acción, el uso del litio se enfrentó a una considerable resistencia en los medios psiquiátricos convencionales. Otro ejemplo todavía más reciente, el descubrimiento, a principios de la década de 1980, de que las úlceras de estómago podían estar causadas por una bacteria –H. Pylori- y ser tratadas mediante antibióticos fue ridiculizado en todos los congresos científicos hasta que finalmente se aceptó, al cabo de más de diez años.
David Servan
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