viernes, 14 de marzo de 2025

   Los estoicos no son los únicos en utilizar la visualización negativa. Pensemos, por ejemplo, en las personas que bendicen los alimentos antes de comer. Quizá algunas lo hagan por mera costumbre. Otras tal vez porque temen que Dios las castigará si no lo hacen. Pero, en un sentido profundo, bendecir los alimentos — y, para el caso, cualquier oración de agradecimiento — es una forma de visualización negativa. Antes de comer, quienes bendicen la mesa hacen una pausa para pensar que los alimentos podrían no estar ahí para ellos, en cuyo caso pasarían hambre. Y aunque estuvieran ahí, quizá no sería posible compartirlos con quienes ahora se sientan a la mesa. Pronunciada con estos pensamientos en mente, la bendición de los alimentos tiene el poder de transformar una comida ordinaria en una ocasión para la celebración.

 Algunas personas no necesitan a los estoicos o a un sacerdote que les diga que para gozar de un talante jovial hay que cultivar pensamientos negativos de vez en cuando; ya lo han averiguado por sí mismos. A lo largo de mi vida he conocido a mucha gente así. Analizan sus circunstancias no en términos de lo que les falta, sino a partir de lo que tienen y de cuánto lo echarían de menos si lo perdieran. Muchos de ellos han sido objetivamente muy desafortunados en su vida; sin embargo, explicarán con todo lujo de detalles lo afortunados que son: por estar vivos, por poder caminar, por vivir lo que están viviendo, y así sucesivamente. Es instructivo comparar a estas personas con aquellos que, objetivamente, «lo tienen todo», pero que, al no apreciarlo, viven sumidos en un estado completamente miserable.

William B. Irvine

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