martes, 14 de noviembre de 2023

William Blake



Mi madre me parío en el yermo sur,
Y yo nací negro, mas oh, mi alma es blanca.
Blanco como un ángel es el niño inglés:
Pero yo soy negro, cual de luz privado.

Mi madre me educó bajo un árbol,
Y sentados antes del calor del día,
Me puso en su falda, después me dio un beso,
E indicando al oriente, empezó a decir:

“Mira el sol naciente: allí habita Dios,
Y brinda su luz, obsequia su calor;
Y hombres, bestias, árboles y flores reciben
Solaz en el alba, ventura en la tarde.

Y nos da en la tierra un exiguo tiempo
para que aprendamos a sobrellevar del amor los rayos;
Y estos cuerpos negros, y este ardiente rostro,
Son sólo una nube, cual bosque sombrío.

Cuando nuestras almas el calor resistan,
La nube se irá, oiremos su voz:
“Salid de la fronda, mis hijos amados,
Y en torno a mi tienda gozad cual corderos”.

Así habló mi madre, después me besó,
Y así yo le digo al pequeño inglés:
Cuando ambos de negra y alba nube libres,
En torno a la tienda de Dios retocemos,

Del sol guardare hasta que al fin pueda
Feliz reclinarse sobre nuestro padre;

Después tocaré su pelo de plata,
Seré como él y ha de amarme entonces.

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