jueves, 30 de noviembre de 2023

Ramón Gener

 Bueno, ¿sabes que existe esa palabra de ‘beatlemania’? ‘Beatlemanía’, dijéramos. Y… Todo el mundo piensa que es un invento de cuando en los años 60, que los Beatles provocaban aquella histeria colectiva. Existe una idea que era la idea de Nietzsche, la idea del eterno retorno. Todo vuelve. Todo lo que pasa, ya ha pasado. Todo lo que está pasando volverá a pasar. Siempre, siempre, siempre, siempre, siempre. El Times publicó “Beatlemania”, como si hubiera sido el gran invento del siglo. Pero la cuestión es que el fenómeno fan es una cosa de mucho antes. Y la primera persona que acuñó eso de beatlemania fue un poeta, un poeta alemán del siglo XIX que se llamaba Heinrich Heine. Y él lo acuñó con otro artista, con Franz Liszt, y acuñó una frase o una palabra que era ‘lisztomanía’, ‘lisztomanía’, para explicar exactamente lo mismo que pretendía explicar el señor del ‘Times’, y es que la gente se volvía loca cuando los Beatles tocaban. La gente se volvía loca cuando Liszt tocaba. La gente no estaba sentada ordenadamente y a ver qué va a tocar y qué va a dejar de tocar y cuando terminaba… No, la gente chillaba, se volvía loca. Las mujeres le tiraban su ropa interior. ¿Sí? Llevaban imágenes suyas en camafeos, en broches. Iban con tijeras detrás suyo por la calle para recortar un trozo de su chaqueta, para cortarle un mechón de su cabello. Cuando terminaba de tocar, el piano con el que él tocaba era destruido prácticamente por las fans. El piano es así en gran medida gracias al Liszt. Aquí dentro, en el piano, después cuando terminemos venís aquí y lo veis, hay una cosa que se llama la lira. Es un armazón que lo que hace es mantener las cuerdas en tensión. Antes de Liszt no existía la lira, y Liszt tocaba con tal pasión, con tal arrebato que cuando llegaba la media parte le tenían que cambiar el piano porque él se lo había cargado. Sí, porque él tocaba, ¿eh? Hubo que inventar algo para que los pianos no se desafinar cuando él los tocaba, para que los pianos nos estropearan cuando él los tocaba, así que se inventó la lira. Así que yo los invito a todos a que seáis un poco «lisztomaníacos» o «beatlemaníacos» y que podáis vivir con esa pasión. Porque eso es lo que quiere el artista, que podáis ver su obra, que podáis disfrutar su obra del modo más directo posible. Sin tapujos, sin cortapisas y sin miedo a expresar lo que uno siente.

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