martes, 28 de septiembre de 2021



 Franklin buscaba cultivar su carácter mediante un plan de trece virtudes que desarrolló cuando tenía 20 años (en 1726) y que continuó practicando de una forma u otra por el resto de su vida. En su autobiografía lista sus trece virtudes[​ como:

  1. Templanza: no comas hasta el hastío; nunca bebas hasta la exaltación.
  2. Silencio: habla solo lo que pueda beneficiar a otros o a ti mismo; evita las conversaciones insignificantes.
  3. Orden: que todas tus cosas tengan su sitio; que todos tus asuntos tengan su momento.
  4. Determinación: resuélvete a realizar lo que deberías hacer; realiza sin fallas lo que resolviste.
  5. Frugalidad: gasta solo en lo que traiga un bien para otros o para ti. Ej.: no desperdicies nada.
  6. Diligencia: no pierdas tiempo; ocúpate siempre en algo útil; corta todas las acciones innecesarias.
  7. Sinceridad: no uses engaños que puedan lastimar, piensa inocente y justamente, y, si hablas, habla en concordancia.
  8. Justicia: no lastimes a nadie con injurias u omitiendo entregar los beneficios que son tu deber.
  9. Moderación: evita los extremos; abstente de injurias por resentimiento tanto como creas que las merecen.
  10. Limpieza: no toleres la falta de limpieza en el cuerpo, vestido o habitación.
  11. Tranquilidad: no te molestes por nimiedades o por accidentes comunes o inevitables.
  12. Castidad: frecuenta raramente el placer sexual; solo hazlo por salud o descendencia, nunca por hastío, debilidad o para injuriar la paz o reputación propia o de otra persona.
  13. Humildad: imita a Jesús y a Sócrates.

Franklin no trataba de trabajar en todas ellas al mismo tiempo. Más bien, trabajaba en una y solo una cada semana, «dejando todas las demás a su suerte ordinaria». Aunque Franklin no vivió completamente según sus virtudes y, según él mismo admitía, incumplió sus preceptos muchas veces, creía que intentarlo lo hizo una mejor persona y contribuyó enormemente a su éxito y felicidad, por lo cual, en su autobiografía, dedicó más páginas a este plan que a cualquier otro punto. Allí escribió: «Yo espero, por lo tanto, que alguno de mis descendientes pueda seguir el ejemplo y cosechar el beneficio».

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