Fue el viernes 7 de mayo de 1824 en el teatro de la corte imperial de Viena. La orquesta casi no había podido practicar. Solo un par de ensayos más o menos rápidos. El teatro no estaba muy lleno. Algunos palcos estaban vacíos y no asistió ningún miembro de la corte. Beethoven estaba sentado en el escenario y, antes de la ejecución de cada movimiento, daba el tempo . Delante de él tenía un atril con la partitura y, mientras sonaba la orquesta, pasaba las páginas y movía las manos con furia. A veces, se ponía en pie como si quisiera tocar todos los instrumentos él mismo y, después, como si estuviera totalmente agotado, se dejaba caer en la silla. Pero ninguno de los músicos de la orquesta lo miraba. Todos sabían que estaba totalmente sordo y que no podía oír la música. Seguir sus indicaciones hubiera sido desastroso. Así que todos los músicos de la orquesta miraban y seguían los brazos de Michael Umlauf, el maestro de la capilla del teatro que, detrás de Beethoven, era quien realmente dirigía la orquesta.
martes, 28 de enero de 2025
El éxito fue total. Una nueva sinfonía había nacido. El público irrumpió en una ovación estrepitosa. Pero, ¡maldición!, el hombre al que iban dirigidos todos aquellos aplausos entusiasmados no podía escucharlos. Cuando acabó la sinfonía, Beethoven permaneció sentado en la silla de espaldas al público, ajeno a todo el jaleo que había en la sala. Entonces, la mezzosoprano solista, Caroline Unger, se acercó al compositor y, tomándolo delicadamente por la espalda, le ayudó a ponerse en pie y le hizo mirar hacia el proscenio para mostrarle el éxito que había obtenido. Él agradeció los aplausos con una pequeña inclinación. El público respondió al saludo de Beethoven con una ovación sin precedentes que no se acababa nunca, nunca, nunca. La gente lanzaba sombreros al aire y un mar de manos agitaba una miríada de pañuelos. Aplaudían y gritaban, aplaudían y gritaban, aplaudían y gritaban sin parar.
Beethoven, el hombre que fue catalogado de misántropo, el hombre que tuvo que apartarse del mundo por culpa de su sordera, dedicó su última sinfonía a mostrarnos la universalidad de la igualdad, la hermandad, la alegría, la libertad, la fraternidad y el amor. Una música que, casi doscientos años después sigue siendo tan potente, obsesiva, maravillosa y brillante como aquel primer día. Una música que habla a todo tipo de gente: jóvenes y viejos, ilustrados e ignorantes, aficionados y profesionales, sofisticados y naífs. Gente de todas las nacionalidades, condiciones y razas. Una música que va más allá de cualquier creencia religiosa y que resulta accesible para todos sin ser banal ni ordinaria. Una música que traspasa el poema de Schiller y que, en un mundo que parece desesperado y sin futuro es más necesaria que nunca. Y es que resulta imposible no amar la novena sinfonía. Una música que, cada vez que la escuchamos, nos cambia, nos enriquece y nos anima.
A finales de 1826, Beethoven era un hombre acabado. Su salud se había deteriorado mucho. Antes de irse, sin embargo, aún regaló al mundo un último tesoro: sus cinco cuartetos de cuerda. Una música en busca de la espiritualidad superior. Postrado en la cama, los hechos se sucedieron rápidamente. Le operaron para extraerle gran cantidad de líquido que se le había acumulado en el abdomen. La operación drenó el líquido, pero no impidió que siguiera supurando. Decidieron dejarle la herida abierta… pero poco después se infectó. Sufría miserablemente, pero en su delicadísimo estado no se aconsejaba otra operación. Moría. Según la creencia popular, sus últimas palabras fueron: « Plaudite, amici, comedia finita est » («Aplaudid, amigos, la comedia se ha acabado»), la típica frase con la que acababan todas las representaciones de la Commedia dell’arte . Otras fuentes aseguran que lo último que dijo fue: «En el cielo oiré.»
El lunes 26 de marzo de 1827, en medio de los truenos de una tempestad, parece que aún tuvo fuerzas para levantar con rabia el puño desafiante hacia el cielo. Solo fueron unos segundos. Tal vez solo un par. Entonces, después de aquel último esfuerzo y exhausto por toda una vida de sufrimiento, el brazo le cayó sobre el pecho y murió.
Ningún otro compositor ha tenido tanta influencia como él en la historia de la música. El inmenso desarrollo de la música durante el siglo XIX no hubiera sido posible sin él. Simplemente, no hubiera sido posible. Él culminó el periodo del clasicismo y abrió un nuevo camino. Él se puso en el centro de su música. Él se convirtió en el héroe de su propia creación. Él se convirtió en mi héroe. Él abrió un camino imprescindible y esencial no solo para los músicos, sino para todos. Después de Beethoven ya no hay excusa: todos estamos destinados a escoger nuestro propio camino.
Solo unas horas después de morir se creó una mitología monumental en torno a su persona. El día del funeral, más de veinte mil personas salieron a las calles de Viena para despedirse de aquel hombre que, a partir de entonces y para siempre, formaría parte de sus vidas. Entre los portadores del féretro y las antorchas fúnebres había algunos músicos destacados como Carl Czerny o Franz Schubert. Ojalá yo hubiera podido cargar el féretro o alguna de las antorchas. Ojalá hubiera podido ser una de aquellas veinte mil personas. Ojalá hubiera podido decirle que era mi héroe. Ojalá hubiera podido decirle que siempre que hablo de música, lo hago pensando en él. Porque sé, como él también sabía, que ahora desde el cielo, desde la eternidad, desde el más allá, me puede escuchar.
Ramón Gener
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Archivo del blog
-
▼
2025
(1320)
- ► septiembre (155)
-
▼
enero
(117)
- Hobbes
- Con la llegada de los filósofos, Platón o Pitágo...
- Rafael Pérez Gay
- Vacía tu mente de todo pensamiento. Que tu cor...
- “El planeta no necesita más personas “exitosas”....
- Sin título
- 4. Por mucho que esté biológica y socialmente con...
- En el hospital, en Pittsburgh, me solían pedir mi...
- "—¿Qué tipo de trabajo hacía usted para ganar ese...
- Voltaire
- "Muera tu ansia entre mirtos, acabe tu hastío ent...
- Fue el viernes 7 de mayo de 1824 en el teatro de ...
- "There is a sadness in realizing that the person ...
- En 1907, Haber fue el primero en extraer nitrógen...
- "Y de ahí paso a suponer que mi capacidad de rec...
- "Cuando te encuentras en un mundo donde todo pare...
- Si comprendes que todo cambia, cesarán tus int...
- El término moderno «universidad» parece haber sid...
- Baudelaire
- "Y mirá que apenas nos conocíamos y ya la vida ur...
- Lo enraizado es fácil de sostener. Lo reciente...
- Ahora vemos por un espejo veladamente cara a cara...
- "Paul no quería morir, pero creo que esa sensació...
- Los psicólogos del siglo XX tendían más bien a di...
- Ahora, siete libros más tarde, todavía hay hombre...
- Dijo una vez Mary Shelley: "La historia de los vi...
- He pronunciado sendas evadidas,-catedrales de la ...
- Para el Santo Oficio fue demasiado fácil sostener...
- Gabriel Rolón
- «Sócrates dijo: “El mal uso del lenguaje induce e...
- Epicuro
- Habré de levantar la vasta vidaque aún ahora es t...
- Un estudio aparecido en el British Medical Journa...
- Entre 1958 y 1973, Alexander Grothendiec reinó sob...
- "Solo el sufrimiento cambia al hombre. Los hombr...
- Actúa sin hacer, trabaja sin esfuerzo. Piens...
- Es tan poco Lo que conoces es tan poco l...
- Newton
- Si está usted bajo mucho estrés —como ocurre cua...
- Las personas más bellas con las que me he encontr...
- Medusa
- “Yo he tenido muchos profesores de literatura. Pe...
- Como los estoicos valoraban la tranquilidad y ten...
- García Márquez
- "En lo más profundo de sí mismo, Tsukuru Tazaki ...
- Lady Mary no pensaba igual. Su posición como espo...
- Foucault
- En algunos sectores del cristianismo incluso se l...
- Rousseau
- "Un libro, piensas, es una cajita milagrosa: pued...
- Una de las anécdotas más famosas relacionadas con...
- Aristóteles
- Dijo una vez Haruki Murakami: "A veces, el destin...
- «El origen de la palabra bárbaro es griego y a l...
- 5. Si convierto la autosuficiencia en una necesid...
- Tú no te irás, mi amor, y si te fueras, aún yéndo...
- El verdadero deber del filósofo que soporta en su...
- Vendé los ojos de los árbolesCon un pañuelo verde...
-
►
2024
(1083)
- ► septiembre (107)
-
►
2023
(855)
- ► septiembre (72)
-
►
2022
(630)
- ► septiembre (27)
-
►
2021
(1053)
- ► septiembre (59)
-
►
2020
(1232)
- ► septiembre (75)
-
►
2017
(272)
- ► septiembre (28)
-
►
2016
(153)
- ► septiembre (29)
-
►
2015
(385)
- ► septiembre (4)
-
►
2014
(562)
- ► septiembre (15)
-
►
2013
(1055)
- ► septiembre (68)
-
►
2012
(769)
- ► septiembre (108)
No hay comentarios:
Publicar un comentario