miércoles, 8 de marzo de 2023

Gary Cox

 Curiosamente, resulta muy posible que una persona sea auténtica sin haber oído hablar nunca del existencialismo. Lo contrario sería afirmar que la autenticidad solo está al alcance de los ratones de biblioteca. Algunos individuos alcanzan la autenticidad mediante su experiencia vital directa o porque deciden ser especialmente valientes, desinteresados u originales. Se los podría llamar «verdaderos existencialistas», pero en realidad no lo son en absoluto; son lo que los estudiosos del existencialismo califican de «personas auténticas». Estos individuos no se autodenominan auténticos, porque no piensan en sí mismos en estos términos. Simplemente viven absortos en su forma de entender la autoconsciencia, los problemas y los remordimientos. En realidad, no tiene nada de auténtico pensar que se es auténtico. Quien afirma ser auténtico piensa que es algo, una entidad fija, un ente auténtico. Alguien que piensa así o tiene esa actitud, en realidad, está mostrando mala fe. Por lo tanto, es posible ser auténtico sin ser existencialista, pero no es posible ser un verdadero existencialista sin esforzarse duramente por ser auténtico. Lo importante es que el camino hacia la autenticidad puede empezar cuando se descubre el existencialismo. Muchas personas se animan a perseguir la autenticidad tras haber estudiado esta forma de pensamiento. Aprender sobre el existencialismo permite resaltar las verdades existenciales más básicas e ineludibles de la condición humana, pone en evidencia la mala fe y hace hincapié en la necesidad de libertad y responsabilidad. Estudiar esta corriente filosófica puede ser un proceso de revelación personal profunda que modifique la propia esencia de nuestra forma de existir en el mundo. Pero ¿qué narices es el existencialismo? Básicamente, se trata de un amplio movimiento intelectual desarrollado en los siglos diecinueve y veinte por diversos filósofos, psicólogos, novelistas, dramaturgos y demás cerebritos de la Europa continental que sigue teniendo repercusión en la actualidad. El movimiento existencialista se define por sus preocupaciones comunes más que por un conjunto de principios que deban suscribir todos los pensadores existencialistas, aunque sí que existen principios comunes para la mayoría. La principal preocupación del existencialismo es proporcionar una descripción coherente de la condición humana que reconozca e incorpore plenamente las verdades fundamentales o existenciales relacionadas con dicha condición. El existencialismo examina lo que supone para cada uno vivir en este extraño e infame mundo; lo que significa o deja de significar «estar vivo».

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