miércoles, 10 de marzo de 2021





Hace unos cuantos años pasé mis vacaciones paseando en automóvil por Texas y Nuevo México en compañía del doctor O. F. Gober, médico jefe de la Gulf Colorado and Santa Fe Hospital Association. Hablamos acerca de los efectos de la preocupación y mi compañero me dijo: "El setenta por ciento de todos los pacientes que acuden a los médicos podrían curarse por sí mismos con sólo liberarse de sus temores y preocupaciones. Y no piense por un momento que quiero decir que sus enfermedades son imaginarias. Sus enfermedades son tan reales como un terrible dolor de muelas y en ocasiones cien veces más graves. Me reñero a enfermedades como la indigestión nerviosa, algunas úlceras del estómago, perturbaciones cardíacas, el insomnio, algunas jaquecas y algunos tipos de parálisis. "Estas enfermedades son reales. Sé de qué estoy hablando, porque yo mismo he padecido una úlcera de estómago durante doce años. "El miedo causa preocupación. La preocupación pone a uno tenso y nervioso, afecta a los nervios del estómago, cambia los jugos gástricos de normales a anormales y frecuentemente provoca úlceras estomacales". El Dr. Joseph F. Montague, autor del libro Nervios y problemas del estómago (Nervous Stomach Trouble), dice algo muy parecido. Dice esto: "Las úlceras del estómago no vienen de lo que se come. Vienen de lo que está comiendo a uno". El Dr. W. C. Alvarez, de la Clínica Mayo, asegura: "Con frecuencia las úlceras empeoran o mejoran de acuerdo con las subidas y bajadas de las perturbaciones emocionales". Esta declaración se ve confirmada por un estudio de 15.000 pacientes tratados de desórdenes digestivos en la Clínica Mayo. Cuatro de cada cinco de ellos no tenían una base física para sus enfermedades del estómago. El miedo, la preocupación, el odio, un egoísmo supremo y la incapacidad para ajustarse al mundo de las realidades eran en buena parte las causas de sus enfermedades y sus úlceras de estómago...

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