jueves, 25 de marzo de 2021

 


Soy viudo, algo extremadamente grotesco. Vivo la realidad como antes, en primera persona del singular. Hemos estado juntos durante sesenta y dos años y ocho meses, el tiempo que ha transcurrido desde que “firmamos”. Fuimos hippies antes de tiempo, pues no celebramos una boda propiamente dicha, sólo “firmamos” un documento. (…) Durante seis décadas hemos estado siempre juntos, despiertos y dormidos, físicamente y de otras maneras, en todo tipo de circunstancias, y en cada ocasión nos hemos apoyado mutuamente mientras pasábamos por situaciones miserables o prodigiosas: siempre juntos. Ahora me encuentro solo, en un vacío similar al que rodea al astronauta en el espacio, donde ya no actúa la gravedad que lo mantenía sujeto a la Tierra. Todo flota, él mismo, los objetos, el mundo. 

Uno de los temas que más obsesiona a Márai en estos diarios es la maldad que, según él, acompaña al inhumano negocio de la medicina en Estados Unidos. Será este temor de acabar en esas manos frías del negocio médico el que le impulsará a comprar una pistola con la que se quitará la vida. 

https://valenciaplaza.com/los-ultimos-anos-de-sandor-marai-o-el-desprecio-por-la-vejez

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