sábado, 16 de marzo de 2024

Ramón Gener

 Serguéi Rajmáninov escribió su primera sinfonía y la crítica le pegó unos palos bestiales. Le dieron tanta caña que el hombre dijo: “No voy a componer música nunca más”. Pero un día conoció al doctor Dahl. Y el doctor Dahl, que hacía hipnosis y psicoterapia y cosas así, le convenció para hacer una terapia con él porque él estaba paralizado por el miedo, estaba paralizado por el miedo al fracaso, a volver a fracasar. Así que se fue con el doctor Dahl y estuvo durante tres meses haciendo hipnosis y haciendo historias con él. Hay que decir que Rajmáninov también iba muy a gusto a casa del doctor Dahl porque el doctor Dahl tenía una hija que estaba muy bien. Pero más allá de todo esto, después de los tres meses escribió su segundo concierto para piano y orquesta, que es una obra estratosférica, y se la dedico al doctor Dahl. Arriba pone: “A mi querido doctor Dahl”. Pero él logró quitarse el miedo al fracaso. Porque no existe el miedo al fracaso. El único fracaso es quedarse en casa, el único fracaso es no intentarlo, el único fracaso es no ir, porque si vas, es imposible que fracases. Es que es imposible. Porque tú te vas al Prado, te vas al ‘Thyssen’, te vas al ‘Reina Sofía’, te vas al ‘Teatro Real’, te vas adonde sea, es imposible que fracases, imposible, porque todo el mundo tiene la capacidad de emocionarse. Así que el fracaso o el miedo debería ser quedarse en casa, así que que nadie se quede en casa, que todo el mundo salga corriendo al teatro, al museo. Y vas entrando, vas entrando, vas entrando en otro mundo, en otro mundo, en otro mundo, en otro mundo. Y mola mucho, ¿eh?, que te pase eso. Mola mucho.

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