miércoles, 8 de octubre de 2014

José Miguel Monzón Navarro














JOSÉ MIGUEL MONZÓN NAVARRO, EL GRAN WYOMING
José Miguel Monzón Navarro, más conocido como el Gran Wyoming, presenta “El Intermedio” en la Sexta. Además de presentador es médico, humorista, actor, director, escritor y músico. También es columnista en el diario Público. Hablamos en Utopía con Wyoming sobre política, medios de comunicación y otros temas diversos. Esta entrevista no hubiese sido posible sin la colaboración del departamento de prensa de la Sexta encabezado por Arancha Rodríguez.

Usted es médico, músico, escritor, actor, presentador ¿Es un hombre del Renacimiento o simplemente un hombre inquieto?
Ninguna de las dos cosas. Simplemente me han despedido de demasiados sitios y eso me ha obligado a ejercer los oficios más variados

De todas las anteriores actividades, ¿cuál cree que le define mejor?
Soy un compendio de todas, como los atletas de Péntatlon, soy mediocre en cada una de ellas, lo que sorprende al personal es que haya hecho tantas cosas. Desde un punto de vista lúdico el escenario es la más gratificante.

En “Utopía” nos encanta la frase con la que comienza su programa: “Le han contado las noticias, ahora les contaremos la verdad” ¿Es realmente libre el periodismo español?
Por desgracia, de forma premeditada, el periodismo se dirige a la basura a una velocidad de vértigo, creo que estamos en el punto más bajo que recuerdo, la ética ha desaparecido y los directores de los diarios abren sus puertas, en los espacios de opinión, a auténticos incendiarios que envenenan el ambiente. Una pena.

El público percibe que los diferentes medios son lacayos de los dos grandes partidos ¿Qué hay de cierto en esta afirmación?
En realidad son lacayos de grandes corporaciones. Ya no existen los diarios independientes, que también tenían su ideología, su línea editorial, por supuesto, pero ahora son parte de un gigantesco entramado de empresas que dirigen los contenidos. Y, como ya se sabe, están en manos de los de siempre, los que mandaban cuando el Cid Campeador cabalgaba por estas tierras, son los mismos.

Y usted, ¿es libre como periodista?
Yo no soy periodista, trabajo en un programa de entretenimiento, que pretende ser de humor, en el que se le da un repaso a los medios y, como digo, es una auténtica cruz ver las barbaridades que escriben a diario, en nombre de la libertad de expresión, personas que presumen de moderadas y finas, y algunos ex ministros de cuando en España no se ponía el sol. Yo me asusto.

¿Puede un periodista afirmar abiertamente su posición ideológica sin comprometer su propia credibilidad profesional?
Por supuesto. No creo en la neutralidad, en la equidistancia. Los que presumen de ello son los peores porque mienten hasta en eso. Nunca he sido equidistante entre el abuso y la víctima, entre el racista y la víctima, entre el machista y la víctima, entre la injusticia y los que la padecen. La neutralidad en términos sociales es sólo una forma de crueldad desde el privilegio. Todos los apolíticos que he conocido eran de derechas.

En España, ¿los medios adoctrinan al público o es el público consumidor de cada medio el que marca la línea editorial?
Cada vez me convenzo más de que lo segundo está escorando la balanza. He visto cabeceras de periódicos de toda la vida que han perdido lectores cuando han ejercido la moderación y se han recuperado al radicalizarse. Hay muchos lectores, cada vez más, que están dispuestos a pagar si alguien les escribe al dictado.

¿Cómo se define usted? ¿Progresista, hombre de izquierdas, socialista o simplemente un liberal al estilo americano?
Es difícil definirse ya que la posición es un término relativo. La sociedad se ha desplazaado mucho en los últimos tiempos, lo que antes era derecha manifiesta y clara, ahora se llama centro, y lo que antes era conservador, ahora es liberal, o sea lo opuesto, esto me convierte de hombre moderado en radical sin haberme movido del sitio. En cualquier caso me sitúo en la izquierda, la derecha de este país no tiene nada que ver con el resto de Europa, allí lucharon contra el fascismo y los nazis y vencieron. Aquí ocurrió lo contrario y de ahí la intransigencia y las formas que se respiran en el partido que nos va a gobernar.

¿Cree que en España hoy existen pocas alternativas políticas? ¿Puede eso trasladarse a los medios de información?
Como he dicho antes no me gusta la actual situación de los medios de comunicación, me remito a la anterior respuesta, no tienen nada que ver con el resto de Europa. Aquí triunfa la insidia, la difamación y la fabricación de noticias y conspiraciones.

Hay una cosa que nos llama la atención, a pesar de la gestión económica del gobierno frente a la crisis con cifras cercanas a los 5 millones de parados y los escándalos de corrupción que asolan a los dos principales partidos de España, el ciudadano español parece ser indiferente a todo ello, y cuando hay elecciones ambos partidos siguen repartiéndose la mayoría de los escaños en el Parlamento.
Sería de un gran optimismo hablar de indiferencia, por desgracia el votante premia al corrupto. Donde más escándalos ha habido y donde las cifras que se manejan de lo robado alcanzan proporciones vergonzosas, han aumentado sus votos espectacularmente. Se les hacen homenajes multitudinarios en plazas de toros. No me apunto al tema de que todos los políticos son iguales. Responde a una estrategia de desprestigio del sistema democrático, pero la Justicia nos deja indefensos, es intolerable como está tratando estos casos.

En los últimos tiempos nos hemos acostumbrado a verle dirigiendo programas de actualidad política pero con una visión cómica de la realidad. ¿Es posible informar mediante el humor?
Yo no soy el director del programa, solo el presentador, pero sí, es posible, diría que terapéutico.

¿Cuál es su opinión sobre el mundo actual? ¿Vamos hacia la deriva?
Como vemos a diario hemos entregado el poder a "los mercados". Ahora lo llaman así. Sin duda estamos en el peor de los casos, ya quitan y ponen gobiernos, en Europa tenemos dos presidente puestos a dedo en Grecia y en Italia sin pasar por las urnas, y nos los venden como técnicos, como si los técnicos no tuvieran ideología. Es lo que decía antes de los neutrales, estamos ante la apoteosis de la hipocresía.

Alguno de sus mayores éxitos, como CQC, fueron suprimidos de la parrilla televisiva por motivos políticos. ¿Ha temido en alguna ocasión que vuelva a ocurrirle lo mismo con El Intermedio?
No pienso en esas cosas, aunque la verdad, lo que me asombra es la impunidad con la que se hacen.

En su programa bromea habitualmente con la excitación que le produce Zapatero ¿Pero no le excita más atacar a Intereconomía?
No atacamos a Intereconomía, en nuestro repaso a los medios nos reímos de muchas cosas que dicen como, por ejemplo, que Zapatero tiene un plan para hacer el aborto obligatorio. Así, sin más. Es mejor tomárselo a broma y más aún si tenemos en cuenta que algunos de ellos ocupaban cargos de responsabilidad en los medios públicos en la era Aznar. Eso no excita nada.

En CQC estaba rodeado por hombres, en el Intermedio mayoritariamente de mujeres ¿Qué tiene en contra de los equipos mixtos? ¿O es una forma de paridad “sui generis”?
En ambos casos eran decisiones que no tenían nada que ver conmigo. Yo sólo soy presentador aunque me guste capitalizar el mérito completo del programa, pero es sólo de cara a los premios.

¿Si hay una televisión basura, eso significa que también hay un público basura?
Si no lo hay, se convertirá por ósmosis

¿Cómo se explica las altas audiencias que presentan programas de corazón y cotilleo?
Cualquiera que los ve se siente moral e intelectualmente por encima de ellos y eso reconforta. Además las peleas tienen un poder hipnótico, también pasa en los bares, generan sensaciones, para bien o para mal, están vivos.

¿Cuál es en su opinión la principal función de la Televisión? ¿La cumple?
Entretener, y sí, la cumple, aunque a mí me aleje del medio. Lo que no se cumple es la ley de concesión de las televisiones privadas. Se les exige a las cadenas un porcentaje de programación de cultura y demás que se lo pasan por el forro.

Por último, háganos una rápida radiografía de la España de hoy. ¿Podemos ser optimistas o no tenemos remedio?
El futuro es algo que fabricamos nosotros. España ha alcanzado un nivel de vida que ha generado una clase media muy fuerte de pequeños propietarios (o proyectos de propietarios) y se ha echado la siesta. Ese tópico de que los derechos y las libertades hay que trabajarlas todos los días es real. Una fuerza apestosa e inmoral que llaman "mercados" porque quieren disfrazar la palabra "capital", que es como se ha llamado de toda la vida, se ha nutrido de ese sueño y ahora toca ponerse las pilas y recuperar el poder para la gente. El Estado debe intervenir e impedir con leyes que ese "capital" genere más quebranto a la ciudadanía. La cosa tiene remedio si se coge al toro por los cuernos, nada de medidas magistrales que restan derechos a los ciudadanos y no tranquilizan a los mercados. Ahora bien, nosotros no sé si tenemos remedio, es mejor tomárselo con humor, hay que tener en cuenta que antes solucionaban estas cosas con guerras mundiales.
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