Todo aquel que sepa algo sobre la vida del polémico filósofo Friedrich Wilhelm Nietzsche conocerá el célebre episodio -ocurrido durante la triste etapa final de su vida- de su abrazo a un caballo en plena vía pública (en Turín, para ser más precisos).
Cuando éste era azotado a latigazos por el cochero, al que poco le importaba que el animal no pudiera seguir arrastrando la excesiva carga que al parecer llevaba. Cuentan que Nietzsche se abrazó al caballo y decidió no soltarlo bajo ninguna circunstancia (llegó a pedirle disculpas en nombre de la humanidad por la brutalidad humana, mientras la policía acudía a solucionar el asunto). Sólo se soltó del caballo cuando llegó un tal señor Fino, que regentaba la pensión de Turín donde se alojaba el filósofo y que era dueño de un quiosco ubicado precisamente en la plaza pública donde sucedieron los hechos. Al verlo, Nietzsche lo abrazó llorando.
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