Junto con Moctezuma y Benito Juárez, Pancho Villa es probablemente el personaje mexicano más conocido en todo el mundo. Las leyendas sobre Villa no sólo abundan en México, sino también en Estados Unidos y aun en otros países. Existen no sólo en la mentalidad, la tradición y las canciones populares, sino en el cine tanto mexicano como hollywoodense. Hay leyendas de Villa el Robin Hood, Villa el Napoleón mexicano, Villa el asesino despiadado, Villa el mujeriego y Villa como el único extranjero que atacó el territorio continental de Estados Unidos desde la guerra de 1812 y salió indemne. Sean correctas o incorrectas, exageradas o verídicas, uno de los resultados de estas leyendas es que el dirigente ha opacado al movimiento y los mitos han opacado al dirigente. Tanta atención se ha centrado en Villa el hombre que las características de su movimiento –que, en muchos sentidos, lo hicieron único en América Latina y, en otros, único dentro de la gama de las revoluciones del siglo XX– han quedado olvidadas o nunca se han estudiado. La División del Norte que Villa comandó fue probablemente el mayor ejército revolucionario que haya surgido jamás en América Latina. La revolución que Villa encabezó fue la única verdadera revolución social que jamás haya tenido lugar en la frontera misma de Estados Unidos. También fue una de las pocas revoluciones auténticas que se han producido en lo que podría describirse como una región fronteriza del continente americano. Tal vez sea aún más excepcional el hecho de que fue uno de los pocos movimientos revolucionarios con los que un gobierno estadounidense trató no sólo de llegar a un acuerdo, sino incluso de forjar una alianza. Igualmente excepcional es que el movimiento de Villa forme parte de una de las pocas revoluciones del siglo XX que aún disfruta de una enorme legitimidad a los ojos de su propio pueblo. Mientras en Rusia Leningrado ha sido rebautizado como San Petersburgo y en China los estudiantes cuestionan la revolución de Mao en la plaza Tiananmén, nadie en México piensa en rebautizar las calles que llevan los nombres de Villa y de otros héroes revolucionarios.
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