sábado, 16 de julio de 2022

 Fue Pauli quien supuestamente declaró sobre la efusión erudita de un colega: «Este artículo no es correcto, ni siquiera es falso». Y luego está su a menudo citada observación tras haber aguantado un seminario de un aspirante a profesor: «Tan joven y ya tan desconocido». Cuando, durante una discusión, Pauli fue interrumpido por un físico menor, Eugene Guth, con una observación pedante, él escuchó durante un momento y luego exclamó: «Guth, cualquier cosa que tú sepas la sé yo». Nada podía parecer más acorde con la extraordinaria carrera de Pauli que el hecho de que terminara su vida en la habitación número 137 de un hospital suizo, pues 137 es un «número mágico» que surge de la teoría cuántica y está relacionado con la estructura fina del espectro del hidrógeno, un tema que había preocupado a Pauli durante gran parte de su vida. (El cosmólogo Arthur Eddington tenía la manía de buscar en los guardarropas una percha con este mismo número donde colgar su sombrero.) La fatídica coincidencia preocupó a Pauli y ensombreció sus últimos días.

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