viernes, 19 de noviembre de 2021

 


«En el principio era la palabra.

La Palabra estaba con Dios, significaba la Palabra de Dios, y la palabra fue la Creación. Pero durante siglos de cultura humana la palabra ha tomado otros significados, seculares y religiosos. Tener la palabra se ha convertido en sinónimo de la máxima autoridad, con prestigio, con asombro, algunas veces con peligrosa persuasión, busca tener el horario de máxima audiencia en tv, en un programa de entrevistas , tener el don de conversar y hablar en lenguas. La palabra vuela a través del espacio, rebota desde los satélites, ahora más cerca de lo que jamás han estado del cielo de donde se cree que provino. Pero su transformación más significativa ocurrió para mí y mi raza hace largo tiempo, cuando por primera vez se talló en una arcilla de barro o trazó en un papiro, cuando se materializó de sonido a espectáculo, de ser escuchada a ser leída mediante una serie de signos, y luego letra; y viajó a través del tiempo de pergamino a Gutemberg. Esta es la génesis de la historia del escritor. Es la historia que la escribió a ella o él para existir.

Fue, extrañamente, un proceso doble; crear al mismo tiempo al escritor y el mismo propósito del escritor como una mutación en el protagonismo de la cultura humana. Fue tanto una ontogénesis como l origen y desarrollo del ser individual; y la adaptación, en la naturaleza de ese individuo, específicamente a la exploración de la ontogenia: el origen y desarrollo de ser individual. Porque nosotros, escritores, hemos evolucionado para esta tarea. Como el prisionero encarcelado con el jaguar en la historia de Borges “El Manuscrito de Dios”, que estaba tratando de leer, con un rayo de luz que aparecía solo una vez al día, el significado de ser en las manchas de la piel del animal, vivimos nuestras vidas tratando de interpretar a través de las palabras el mundo del que formamos parte a través de las lecturas que hacemos en las sociedades. En este sentido, en esta participación inefable e inextricable, la escritura es siempre y simultáneamente una exploración del yo y del mundo; del ser colectivo y del individual.

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