sábado, 1 de agosto de 2020

Mary Somerville

Científicas siempre | En corto | Mujeres con ciencia
¡Cuántos descubrimientos se podrían hacer si alguien pudiera unificar tantos campos de conocimiento, permitiendo que los expertos se entendieran entre sí!
Eso fue lo que hizo Mary Somerville, una genio autodidacta cuyos exitosos libros en los que tradujo, explicó y reunió diferentes campos científicos llevaron a que la nombraran la "reina de la ciencia" en el siglo XIX.
Lo logró a pesar de que durante gran parte de su vida su destino como una heroína científica fue poco probable.
Mary nació en 1780 y creció deambulando por la campiña escocesa cerca de su casa en Fifeshire, recolectando conchas y observando aves. Su educación se limitaba a instrucciones en el hogar para que dominara las típicas actividades femeninas de la época: pintura, música y francés.
Cuando tenía 13 años, visitó una de las aburridas fiestas de té de su madre. Allí, una joven amiga le mostró "una revista mensual con imágenes de colores de vestidos de damas, charadas y rompecabezas".
"Al final de una página leí lo que me pareció una simple pregunta aritmética; pero al pasar la página me sorprendió ver frases de aspecto extraño mezcladas con letras, principalmente X y Y, y pregunté; "¿Qué es eso?" "Oh", dijo la señorita Ogilvie, "es una especie de aritmética: lo llaman álgebra".
Tras fastidiar a todos sus "conocidos o parientes" para que le explicaran qué era álgebra, finalmente alguien le dijo que se podía aprender con un libro llamado "Euclides".
Tuvo que suplicarle al tutor de su hermano que le comprara el libro, pues no era correcto que una mujer leyera ese tipo de cosas.
Sin dejar de hacer "lo que le correspondía", es decir, tocar el piano, pintar y hacer y arreglar ropa, cuando se iba a la cama, Mary se dedicaba a aprender de Euclides, algo que sus padres no veían con buenos ojos.
Su padre le comentó a su madre:
"Peg, debemos ponerle fin a esto, o tendremos a Mary en una camisa de fuerza uno de estos días. Recuerda que X, se volvió loca por estudiar la longitud".
Decidieron quitarle la vela para evitar que leyera de noche, pero ella se quedaba en la oscuridad revisando los primeros 6 libros de Euclides en su mente hasta que se los aprendió de memoria.

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