La frase encierra una verdad profunda sobre la relación entre imaginación, empatía y coexistencia. Alude a la idea de que la falta de imaginación no es solo una carencia estética o intelectual, sino una amenaza existencial para los otros mundos —culturas, formas de vida, maneras de pensar— que coexisten con el nuestro.
“Destruimos al otro mundo”: Aquí, el otro mundo puede entenderse como lo diferente, lo alternativo, lo ajeno. Puede referirse a otras culturas, pueblos, identidades, o incluso futuros posibles. Al hablar de destrucción, la frase implica una violencia, no necesariamente física, pero sí simbólica, cultural o ideológica.
“cuando somos incapaces de imaginarlo”: Este fragmento apunta al origen de esa destrucción: la incapacidad de imaginar. Si no podemos imaginar al otro, entender su lógica, su sentir, su existencia, lo reducimos, lo negamos, lo borramos.

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