martes, 27 de febrero de 2024

Alex Rovira

 No puede haber aprendizaje sin entusiasmo. Se habla mucho en el aprendizaje de la cultura del esfuerzo, pero creo que es un grave error, porque el esfuerzo, en sí mismo, solo el esfuerzo, no es un valor final, el un valor instrumental. El esfuerzo es un instrumento, por lo tanto, creo que, como clave de aprendizaje, estaría el entusiasmo, la pasión, el esfuerzo, pero el esfuerzo combinado con algo fundamental, que es la alegría y el reconocimiento. Pensemos de nuevo en aquellas maestras y maestros que han sido los mejores que hemos tenido en nuestra vida, y veréis que, invariablemente, nos invitaban seguramente al esfuerzo, pero ¿desde dónde? Desde el contagio de la alegría, desde el contagio de la pasión, desde el reconocimiento. Bonita palabra reconocimiento, porque no implica solo valorización del otro, sino reconocer, volvernos a conocer continuamente liberándonos de prejuicios, imágenes proyectadas. Y creo que esa combinación de entusiasmo, pasión, esfuerzo, alegría, reconocimiento, son claves del aprendizaje. Para Celso, el químico, el sabio alquimista, decía que cuanto mayor es el conocimiento, más grande es el amor, pero que cuanto más grande es el amor, más queremos saber. Hay una dialéctica maravillosa entre el amor y el conocimiento: yo te amo, te quiero conocer más, y cuanto más te conozco, en principio, más te voy a amar, y eso es válido siempre que se mueva en una dialéctica de respeto, de reconocimiento… 

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