El inmenso júbilo de sus ojos resplandeciendo como grandes supernovas esperando alcanzar todos los rincones del universo recorría su gran genialidad en un camino de neuronas,axones y dendritas sólo para desplomarse en el preciso momento de dar el salto cuántico que lo transportaría a universos paralelos donde mutaría en una gran conciencia elevada al cuadrado y multiplicada por miles de corazones plantando esperanza en grandes campos de pesadillas transformándolas en hermosos sueños que durarían por toda la eternidad y unos años más, solo lo suficiente y lo estrictamente indispensable para florecer como entidades iconoclastas libres por fin de todo yugo, de toda interferencia y por lo tanto; solo ser la nada, ese vacío que todo lo llena.
Lo impensable es aquello que te roe los talones, lo que te impide correr en tus sueños, las tenues notas musicales que se escapan del saxofón arrinconado,cubierto de polvo, que se niega a enmudecer, que quiere retumbar con una gran melodía para despertarte de esa hibernación que ya no se necesita. Solo despierta. Deja que suene el saxofón.
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