viernes, 30 de septiembre de 2022
Frederic Beigbeder
Cuando uno tiene un niño impedido, libra una constante batalla emocional entre darle nuevas experiencias y protegerlo de las heridas, y el fracaso. Nuestra vida con Eric no es la excepción. A pesar de sus limitaciones, que incluyen usar una silla de ruedas y manipular poco su mano derecha, Eric tiene un gran espíritu positivo. Y muchas veces los que titubeamos al intentar cosas nuevas somos Nancy y yo, en vez de él. Hace unos cinco años, Nancy tuvo la idea de que lleváramos a Eric a esquiar. Una amiga le contó acerca de un lugar en Park City, Utah, llamado National Ability Center [Centro Nacional de Habilidades]. Allí le ofrecen a las personas impedidas instrucción y asistencia para esquiar en la nieve, nadar, jugar tenis, esquiar en el agua, montar a caballo, navegar en balsas, y otras actividades. Ella pensaba que la experiencia sería muy buena para la autoestima de él. Tengo que reconocer que desde el mismo principio dudé de ello. Sabiendo cuán difícil es el deporte para mí, se me hacía difícil imaginarme a Eric disparado por una montaña de más de tres mil metros. Y saber que un golpe en la cabeza de Eric podría causarle un ataque que lo llevaría al hospital para otra cirugía cerebral no ayudaba en nada. Pero Nancy tenía fe en que él podía hacerlo; y cuando ella cree, él también. Así que salimos a intentarlo. Cuando llegamos a Deer Valley, y conocimos algunas de las personas que trabajan en el National Ability Center, comencé a sentirme un poco mejor. Eran profesionales y muy positivos, y nos mostraron el equipo que Eric usaría, un tipo de esquí doble con un asiento moldeado. Lo pondrían en una silla y manejaría usando una barra unida a unos esquís en una horqueta. Cuando comenzamos a llenar los formularios, nos paralizamos parcialmente al leer la renuncia voluntaria que decía que Eric estaría «involucrado en actividades que incluían arriesgarse a heridas serias, impedimentos permanentes y muerte». Eso hizo que el riesgo pareciera muy posible, pero ya en ese momento Eric estaba muy emocionado y no queríamos que nos viera titubeando. Luego de ajustar a Eric con una cinta fuerte en su esquí doble y darle algunas instrucciones, Stephanie, su joven instructora, lo llevó a la colina de aprendices. Unos diez minutos después, nos emocionamos al ver a Eric bajando por la colina con una gran sonrisa en su rostro. Estábamos tan orgullosos de él que lo saludamos chocando las manos y dándole palmadas en la espalda. Me dije: No fue tan malo. Entonces volvieron a salir. Lo que no sabíamos era que esta vez iría al tope de la montaña. Esperamos al pie de la colina. Y esperamos. No estábamos seguros si íbamos a verlo bajar en sus esquís o en una camilla con la patrulla de la montaña. Finalmente, después de unos treinta minutos, lo vimos con Stephanie salir y esquiar hasta el pie de la loma. Sus mejillas estaban rojizas, y sonreía como el gato Cheshire. Le gustaba. «Papá, muévete» dijo mientras pasaba volando. «Voy a subir de nuevo». Eric esquió todos los días durante ese viaje. Es más, un día al terminar de esquiar, nos dijo: —Hoy Stephanie no me subió a la montaña. —Oh—dijo Nancy—, ¿entonces quién esquió contigo? —Un tipo con una sola pierna—respondió Eric. —¡Qué!—gritó Nancy—. ¿Cómo que un tipo con una sola pierna? —Anjá—dijo Eric—, un tipo con una sola pierna. Y entonces Eric se sonrió juguetonamente y dijo: —¿Quieres saber cómo perdió su pierna? ¡En una avalancha! Eric esquía cada año desde entonces, y su vida no ha sido igual. Ahora tiene la confianza que jamás tuvo, y está dispuesto a intentar casi cualquier cosa. Nada tres días a la semana, levanta pesas, juega balompié, y hace otro tipo de cosas. Me parece que uno podría decir que adoptó como suyo el refrán del National Ability Center: «Si puedo hacer esto, ¡puedo hacer cualquier cosa!»
lunes, 26 de septiembre de 2022
No llames a los hombres pecadores y no lo serán: Tú sólo eres el creador de los pecados; Tú eres quien te imaginas amar a los hombres, quien los arrojas en el fango del crimen; Tú eres quien los hace viciosos o virtuosos, humanos o inhumanos, y Tú eres quien los salpicas con la baba de tu posesión; porque Tú no amas a los hombres, sino al Hombre. Yo te lo digo: no has visto jamás pecadores, sólo los has soñado. Yo derrocho mi autodisfrute porque creo deber servir a otro que Yo, porque me creo deberes para con él y me creo llamado al sacrificio, a la abnegación, al entusiasmo. Pues bien, si no sirvo ya a ninguna Idea, a ningún Ser superior, dicho está que tampoco serviré ya a ningún hombre, salvo -y en otros casos- a Mí. Y así no es sólo por el ser o por la acción, sino incluso por la conciencia por lo que soy el Único. Te corresponde más que lo divino, lo humano, etcétera; te corresponde lo que es tuyo. Considérate más poderoso que todo aquello por lo que se te hace pasar y serás más poderoso; considérate más y serás más. No estás simplemente destinado a todo lo divino y autorizado a todo lo humano, sino que eres poseedor de lo tuyo, es decir, de todo lo que puedes apropiarte con tu fuerza.
Sueña el rey que es rey, y vive Sueña el rico en su riqueza, Yo sueño que estoy aquí Nota: Fragmento de La vida es sueño |
viernes, 23 de septiembre de 2022
"No estoy.
Hermann Hesse
lunes, 19 de septiembre de 2022
Fernando Pessoa
El actual pico en el número de seres humanos puede tocar a su fin por una serie diversa de razones: el cambio climático, las enfermedades de nuevo cuño, los efectos secundarios de la guerra, la espiral descendente en la tasa de nacimientos o la combinación de todos estos factores y de otros todavía desconocidos.
martes, 13 de septiembre de 2022
—Siguiendo con la hermosa filosofía de Sara, su inolvidable madre, me han contado que, poco antes de morir le llamó a usted en la Nochebuena de 1985 y, en silencio y en soledad, le susurró algo bellísimo; digamos que fue su último consejo antes de morir. ¿Nos puede relatar aquel momento? Para mí, resultó ser algo sublime. De la gente que conozco, —me dijo, porque ella era muy mesurada en sus definiciones— eres el mejor hijo que he conocido en mi vida; es más, muero contenta porque cada día te pareces mucho más a lo que cantas y escribes. Ella no sabía leer ni escribir, pero como era tremendamente inteligente, aprendía párrafos enteros de la Biblia y los iba predicando por los pueblos. Es más, tenía su intrínseca filosofía y decía, “por nacer al revés siempre he sido rebelde, por eso no creo con nadie con estrellas en la frente” “prefiero caminar a pie que con caballo prestado, alguien, por aceptar una manzana, quedó para siempre endeudado”.
Facundo Cabral
Witold Pilecki
«He intentado vivir la vida de tal forma que, en la hora de mi muerte, pueda sentir alegría en vez de miedo».
lunes, 12 de septiembre de 2022
Robert Greene
La gran feminista, filósofa y novelista Mary Wollstonecraft (1759-1797) creía que los seres humanos somos capaces de crear el futuro que imaginamos en el presente. En su corta vida imaginó un futuro en el que los derechos de las mujeres, y sobre todo sus facultades racionales, recibirían igual peso que los de los hombres. Su pensamiento en esos términos tuvo de hecho gran influencia en el futuro. Quizás uno de los ejemplos más asombrosos sea Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), científico, novelista y filósofo. Como Leonardo, Goethe aspiraba a un conocimiento universal que le permitiera dominar todas las formas de la inteligencia humana desarrolladas a lo largo de la historia, gracias a lo cual fue capaz no sólo de vislumbrar el futuro, sino también de comunicarse con quienes vivirían en él. Propuso una teoría de la evolución décadas antes que Darwin. Previó muchas de las grandes tendencias políticas de los siglos XIX y XX, entre ellas la unificación de Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Imaginó numerosos adelantos tecnológicos y los efectos que tendrían en nuestro espíritu. Intentó vivir fuera de su tiempo y sus poderes proféticos fueron legendarios entre sus amigos.
Konrad Lorenz
Hace muchos años, un experto maestro de ciegos, vienés por cierto, me refirió que algunos jóvenes habían perdido la vista al intentar suicidarse de un balazo en la sien, y que desde entonces ninguno de ellos había repetido semejante tentativa. No sólo siguieron viviendo todos ellos, sino que también maduraron de modo sorprendente hasta ser personas equilibradas e incluso felices. Conozco un caso similar concerniente a cierta señora que, en su juventud, se precipitó por la ventana con el propósito de suicidarse y se fracturó la columna vertebral; justamente desde aquel día llevó una existencia dichosa y humana a pesar de su grave lesión. Sin duda alguna la aparición de un impedimento difícilmente superable fue lo que les hizo estimar otra vez la vida a todos aquellos jóvenes abrumados por su aburrimiento.
martes, 6 de septiembre de 2022
La buena gente no suele sospechar de los demás: no pueden imaginarse al prójimo haciendo cosas que ellos son incapaces de hacer; normalmente aceptan como explicación lo menos extraordinario y ahí se acaba todo. Por otro lado, la gente normal se inclina por ver al [psicópata] con un aspecto tan monstruoso como su mente, pero no hay nada más lejos de la realidad. […] Esos monstruos de la vida real suelen tener un aspecto y un comportamiento más corrientes que sus hermanos y hermanas normales; presentan una imagen virtuosa más convincente que la virtud misma, de la misma manera que una rosa de cera o un melocotón de plástico parecen más perfectos al ojo que el original que les ha servido de modelo.
WILILAM MARCH, The Bad Seed
lunes, 5 de septiembre de 2022
Cuando hace un momento nos oponíais lo «absoluto», afectabais un airecillo profundo, inaccesible, como si os debatieseis en un mundo lejano, con una luz, con unas tinieblas que os pertenecen, dueños de un reino al que nadie fuera de vosotros podría abordar. Nos dispensáis, a nosotros los mortales, unas pocas briznas de los grandes descubrimientos que acabáis de efectuar, algunos restos de vuestras prospecciones. Pero todas nuestras penas sólo logran haceros soltar ese pobre vocablo fruto de vuestras lecturas, de vuestra docta frivolidad, dc vuestra nada libresca y de vuestras angustias de prestado. Lo absoluto: todos nuestros esfuerzos se reducen a minar la sensibilidad que conduce a ello. Nuestra sabiduría -o, más bien, nuestra no-sabiduría- lo repudia; relativista, nos propone un equilibrio, no en la eternidad, sino en el tiempo. El absoluto que evoluciona, esa herejía de Hegel, se ha convertido en nuestro dogma, nuestra trágica ortodoxia, la filosofía de nuestros reflejos. Quien cree poder hurtarse a ella, da prueba de fanfarronería o ceguera. Arrinconados en la apariencia, a veces nos ocurre que abrazamos una sabiduría incompleta, mezcla de sueño e imitación. Si la India, para citar de nuevo a Hegel, representa «el sueño del espíritu infinito», el sesgo de nuestro intelecto, así como el de nuestra sensibilidad, nos obliga a concebir el espíritu encarnado, limitado a encaminamientos históricos, el espíritu sin más, que no abarca el mundo, sino los momentos del mundo, tiempo despedazado al que no escapamos más que a tirones, y cuando traicionamos nuestras apariencias. Como la esfera de la conciencia se encoge en la acción, nadie que actúe puede aspirar a lo universal, pues actuar es aferrarse a las propiedades del ser en detrimento del ser, a una forma de realidad en perjuicio de la realidad. El grado de nuestra liberación se mide por la cantidad de empresas de las que nos hemos emancipado, tanto como por nuestra capacidad de convertir todo objeto en un no-objeto. Pero nada significa hablar de liberación a partir de una humanidad apresurada que ha olvidado que no se podría reconquistar la vida ni gozar de ella sin haberla antes abolido.
En cuanto una tecnología se introduce en la vida humana —ya sea el fuego, la rueda, el automóvil, la radio, la televisión o Internet— la cambia hasta extremos que nunca logramos comprender plenamente. Puede que los coches se inventaran originalmente para facilitar los viajes, pero pronto se convirtieron en objetos representativos de deseos prohibidos. Según Illich, «el estadounidense medio invierte 1.600 horas en recorrer 12.068 km: menos de 8 km por hora» —poco más de lo que podría recorrer por su propio pie—. ¿Qué es más importante hoy: el uso de los coches como medios de transporte o su uso como expresiones de nuestras ansias inconscientes de libertad personal y sexual y de liberación final con una muerte repentina?
jueves, 1 de septiembre de 2022
¿Qué es el bien moral? Según Immanuel Kant, uno de los rasgos básicos del punto de vista moral es el compromiso con la realización del propio «deber». El término «deber» implica la presencia de dos fuerzas opuestas. Por una parte se encuentran los deseos, sentimientos e intereses espontáneos, incluidos los miedos y las animosidades, los celos y la inseguridad. Por otra parte, existe lo que creemos que debemos hacer, el tipo de persona que quisiéramos o tendríamos que ser. Con frecuencia, estas fuerzas opuestas entran en conflicto y, por ello, hacer lo debido puede resultar difícil o doloroso y exigir sacrificios de diversa índole. El individuo que se compromete a mantener un punto de vista moral, una perspectiva que corresponda al modelo ideal de comportamiento, es aquel que decide subordinar y, si hace falta, sacrificar los propios deseos, sentimientos e intereses personales en favor de las acciones correctas o porque busca convertirse en el tipo correcto de persona.
JAMES LAWLER
Barone: ¿Y que opina de Dios, Borges?