‘¡A la chingada la muerte!, dije, sombra de mi sueño, perversión de los ángeles, y me entregué a morir como una piedra al río, como un disparo al vuelo de los pájaros.’
viernes, 30 de octubre de 2020
Gabriela Mistral
"Vuélveme tu suspiro, y subiré y bajaré de tu pecho, me enredaré en tu corazón, saldré al aire para volver a entrar. Y estaré en este juego toda la vida."
Fiódor Dostoievski
Iván: ¿Sabes lo que me estaba diciendo hace un instante? Que si hubiera perdido la fe en la vida, si dudara de la mujer amada y del orden universal y estuviera convencido de que este mundo no es sino un caos infernal y maldito, por muy horrible que fuera mi desilusión, desearía seguir viviendo. Después de haber gustado el elixir de la vida, no dejaría la copa hasta haberla apurado. A los treinta años, es posible que me hubiera arrepentido, aunque no la hubiera apurado del todo, y entonces no sabría qué hacer. Pero estoy seguro de que hasta ese momento triunfaría de todos los obstáculos: desencanto, desamor a la vida y otros motivos de desaliento. Me he preguntado más de una vez si existe un sentimiento de desesperación lo bastante fuerte para vencer en mí este insaciable deseo de vivir, tal vez deleznable, y mi opinión es que no lo hay, ni lo habrá, por lo menos hasta que tenga treinta años. Ciertos moralistas desharrapados y tuberculosos, sobre todo los poetas, califican de vil esta sed de vida. Este afán de vivir a toda costa es un rasgo característico de los Karamazov, y tú también lo sientes; ¿pero por qué ha de ser vil? Todavía hay mucha fuerza centrípeta en el planeta, Aliosha. Uno quiere vivir y yo vivo incluso a despecho de la lógica. No creo en el orden universal, pero adoro los tiernos brotes primaverales y el cielo azul, y quiero a ciertas personas no sé por qué. Admiro el heroísmo; ya hace tiempo que no creo en él, pero lo sigo admirando por costumbre… Mira, ya te traen la sopa de pescado. Buen provecho. Aquí la hacen muy bien… Oye, Aliosha: quiero viajar por Europa. Sé que sólo encontraré un cementerio, pero qué cementerio tan sugeridor. En él reposan ilustres muertos; cada una de sus losas nos habla de una vida llena de noble ardor, de una fe ciega en el propio ideal, de una lucha por la verdad y la ciencia. Caeré de rodillas ante esas piedras y las besaré llorando, íntimamente convencido de hallarme en un cementerio y nada más que en un cementerio. Mis lágrimas no serán de desesperación, sino de felicidad. Mi propia ternura me embriaga. Adoro los tiernos brotes primaverales y el cielo azul. La inteligencia y la lógica no desempeñan en esto ningún papel. Es el corazón el que ama…, es el vientre… Amamos las primeras fuerzas de nuestra juventud… ¿Entiendes algo de este galimatías, Aliosha? -terminó con una carcajada.
Haruki Murakami
"—¿Crees que no te quisieron demasiado?
miércoles, 28 de octubre de 2020
Jorge Luis Borges
Por lo pronto, no creo en el perdón. Si yo obro mal, y me perdonan, el perdón es ajeno y no puede mejorarme a mí. De modo que ser perdonado no tiene importancia. Ser castigado, puede sí servirme. Puede ayudarme a pensar en lo mal que he obrado. Creo que hay un solo don que se aplicaría igualmente al perdón o a la venganza y es el olvido.
Hermann Hesse
"Y comencé a comprender también que el dolor, los desengaños y la melancolía no existen para molestarnos, para sumirnos en un abismo de desasosiego e inutilidad, sino para poner a prueba nuestro temple y madurar nuestro ser".
Piedad Bonnett.
“Tu boca viene a mí, sólo tu boca.
Ernesto Sabato
Henry Miller
"La muerte, la muerte es la solución, pero no te mueras todavía, espera un día más, un golpe de suerte, una cara nueva, un nuevo amigo, millones de oportunidades, eres muy joven todavía, estás melancólico, no mueras todavía, espera un día más, un golpe de suerte, a tomar por culo de todos modos, y así sucesivamente por el puente dentro de la jaula de cristal, todos apiñados, gusanos, hormigas, saliendo a rastras de un árbol muerto y sus pensamientos saliendo también a rastras...".
martes, 27 de octubre de 2020
Albert Camus
Thomas Hardy
“El amor es hacer algo que no quieres
hacer por alguien que no te gusta
especialmente en ese momento”.
Valeria Luiselli
Wittgenstein imaginaba el lenguaje como una gran ciudad en perpetua construcción. Como las ciudades, el lenguaje tenía barrios modernos, espacios en remodelación, zonas viejas. Había puentes, pasajes subterráneos, rascacielos, avenidas, calles estrechas y silenciosas.
Ernesto Sabato
"Milagro es que los hombres no renuncien a sus valores cuando el sueldo no les alcanza para dar de comer a sus familias, milagro es que el amor permanezca y que todavía corran los ríos cuando hemos talado los árboles de la tierra".
lunes, 26 de octubre de 2020
Auguste Comte
Prolongar nuestra vida indefinidamente en el pasado y el futuro, para hacerla más perfecta en el presente, es abundante compensación para las ilusiones de nuestra juventud que se han ido ya para siempre.
Erika Mann
Erika Mann, hija de Thomas Mann —autor de La montaña mágica—, mantiene algunas semejanzas con sus homólogas: fue escritora, actriz, cabaretera; sentía devoción por su padre; tuvo relaciones homosexuales con la directora Therese Giehse y rechazó a la filósofa, arqueóloga y escritora Annemarie Schwarzenbach. Ella, junto a la propia Erika y Klaus Mann, formaron el peculiar triángulo que la escritora Melania G. Mazzucco recoge en Ella, tan amada. Finalmente, contrajo matrimonio de conveniencia con el poeta homosexual W.H. Auden, del que fue gran amiga el resto de su vida.
Álvaro Neil
Porque podemos mucho más de lo que creemos. Porque nosotros somos la única limitación que existe en este mundo. Si os creéis algo, lo podéis conseguir. Yo nunca pensé que iba a dar la vuelta al mundo. De hecho, cuando lo veo ahora, digo: «¿Será verdad o será Photoshop?». Pero sí, lo debí hacer. Porque si te marcas objetivos pequeños y los vas cumpliendo, cuando los sumas… ¡Guau! Te da un gran proyecto. Yo no salí de Oviedo pensando en dar la vuelta al mundo, solo pensé en llegar a León. Y en León pensé en llegar a Sevilla. Y en Sevilla a Marruecos, y en Marruecos a Mali, Nigeria, Camerún, Gabón, Congo, Angola… Y así, poco a poco. Poneros proyectos concretos, poneros objetivos realizables, medibles. Y si os equivocáis, reformulad el objetivo. Yo tenía en la bicicleta un cartel que ponía: «2004-2014». Cuando llegó el año 2014, estaba en Perú. Digo: «Uy, yo no llego a España». Así que hice así, lo taché y puse: «2017». Y ya está. No seáis esclavos de los objetivos, sed realistas. ¿Os habéis marcado un objetivo exigente? Cambiadlo. No pasa nada, no estáis fracasando por eso. Estáis fracasando si os mantenéis en un objetivo imposible de cumplir. A mí me gustaría ir a pedalear por la luna, pero no va a ser posible por el problema de la gravedad. Todo eso he aprendido viajando.
domingo, 25 de octubre de 2020
Wittgenstein
Si un hombre pudiese escribir un libro sobre ética que fuese verdaderamente un libro sobre ética, ese libro, como una explosión, aniquilaría todos los demás libros del mundo.
John Stuart Mill
«La única libertad que merece ese nombre es la de buscar nuestro propio bien, por nuestro camino propio, en tanto no privemos a los demás del suyo o les impidamos esforzarse por conseguirlo. Cada uno es el guardián natural de su propia salud, sea física, mental o espiritual. La humanidad sale más gananciosa consintiendo a cada cual vivir a su manera que obligándole a vivir a la manera de los demás»
Bertrand Russell
«Unido con sus semejantes por el más fuerte de todos los vínculos, el de un destino común, el hombre libre encuentra que siempre lo acompaña una nueva visión que proyecta sobre toda tarea cotidiana la luz del amor. La vida del hombre es una larga marcha a través de la noche, rodeado de enemigos invisibles, torturado por el cansancio y el dolor, hacia una meta que pocos pueden esperar alcanzar, y donde nadie puede detenerse mucho tiempo. Uno tras otro, a medida que avanzan, nuestros camaradas se alejan de nuestra vista, atrapados por las órdenes silenciosas de la muerte omnipotente. Muy breve es el lapso durante el cual podemos ayudarlos, en el que se decide su felicidad o su miseria. ¡Ojalá nos corresponda derramar luz solar en su senda, iluminar sus penas con el bálsamo de la simpatía, darles la pura alegría de un afecto que nunca se cansa, fortalecer su ánimo desfalleciente, inspirarles fe en horas de desesperanza»
Fritz Perls
No encontrarán ningún animal -excepto el animal doméstico, ya infectado por la humanidad- ninguna planta que se impida el propio crecimiento
Robert Louis Stevenson
Alex Rovira
Alda Merini
Yo no tengo necesidad de dinero,
tengo necesidad de sentimientos,
de palabras,
de palabras escogidas sabiamente,
de flores llamadas pensamientos,
de rosas llamadas presencias,
de sueños que habitan los árboles,
de canciones que hagan danzar a las estatuas,
de estrellas que murmuran
a la oreja de los amantes.
Tengo necesidad de poesía,
esta magia que quema
la pesantez de las palabras,
que despierta las emociones y da colores nuevos.
sábado, 24 de octubre de 2020
Ouspensky
Hans Christian Andersen
Su salud había sufrido mucho con las marchas, a las que no estaba acostumbrado, y la vida de campaña. Una mañana se despertó delirando, hablando de campañas militares y de Napoleón; se imaginaba recibir órdenes suyas y dar instrucciones a la tropa. Mi madre me envió al punto a buscar ayuda, pero no al médico sino a una curandera que vivía a media legua de Odense. Cuando llegué allí la mujer me hizo unas cuantas preguntas, luego cogió una hebra de lana, me midió los brazos, trazó unos signos raros sobre mi cabeza y me puso finalmente en el pecho una rama verde que, según dijo, era de un árbol del mismo tipo que en el que habían crucificado al Señor, y añadió: «Vete ahora a casa bordeando el arroyo. Si tu padre ha de morir de ésta, te encontrarás con su espectro». Ya se puede imaginar el miedo que pasé con lo supersticioso que era y la imaginación que tenía. «¿Y no te has encontrado nada?», me preguntó mi madre al llegar a casa. Con el corazón palpitando le aseguré que no. Tres días más tarde moría mi padre. Dejamos su cadáver en la cama y mi madre y yo nos echamos fuera; un grillo se pasó la noche cantando. «Está muerto», le decía mi madre, «de nada sirve que lo llames, la señora del hielo se lo ha llevado». Yo sabía muy bien a qué se refería; me acordaba de que el invierno anterior, que se había formado hielo en las ventanas, mi padre nos había mostrado que el hielo de los cristales semejaba una mujer con los brazos abiertos. «Viene a por mí», dijo mi padre en tono de broma. Ahora que yacía muerto en la cama, le vino a mi madre a la memoria, y sus palabras de entonces se me quedaron en la cabeza.
Mehmet Karim
viernes, 23 de octubre de 2020
Miguel Ángel Asturias
Antes
jueves, 22 de octubre de 2020
San Francisco de Asís
Durante la quinta cruzada, San Francisco y un acompañante viajaron a un territorio musulmán para visitar al sultán de Egipto y Siria, Al-Kamil. El santo predicó ante el sultán y para demostrar su gran fe en la religión cristiana, desafió a los presentes a un "juicio de fuego" que consistía en que él y un musulmán caminen por un sendero en llamas, con la idea de que el seguidor de la religión verdadera debía ser protegido por Dios.
San Francisco se ofreció a ir en primer lugar, pero Al-Kamil rechazó el desafío. No obstante, el sultán quedó tan impresionado por su fe que le dio permiso al santo para predicar en su tierra.