miércoles, 23 de noviembre de 2022

Nathaniel Branden



  En mi trabajo psicoterapéutico veo con frecuencia que las transformaciones más radicales ocurren después de que el paciente se da cuenta de que nadie va a acudir en su rescate. "No acude nadie" es una frase que oigo mucho en mi trabajo, en todos los niveles. Cuando al fin me permití asumir la plena responsabilidad de mi vida (me ha dicho más de un paciente), comencé a crecer. Empecé a cambiar. Y mi autoestima empezó a aumentar."

    La autorresponsabilidad comprende realizaciones como las siguientes:
    Soy responsable de mis elecciones y acciones.
    Soy responsable del modo en que utilizo mi tiempo.
    Soy responsable del nivel de conciencia que aplico a mi trabajo.
    Soy responsable del cuidado o la falta de cuidado con que trato a mi cuerpo.
    Soy responsable de mantener las relaciones que decido entablar o en las que elijo continuar.
    Soy responsable del modo en que trato a los demás: Mi cónyuge, mis hijos, mis padres, mis amigos, mis socios, mi jefe, mis subordinados, el vendedor de una tienda.
    Soy responsable del significado que doy o dejo de dar a mi existencia.
    Soy responsable de mi felicidad.
    Soy responsable de mi vida en lo material, lo emocional, lo intelectual y lo espiritual.
    Cuando hablo de "ser responsable" en este contexto, no quiero decir ser receptor de acusaciones o culpas morales, sino ser el principal agente causal de la propia vida y conducta. 

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