miércoles, 16 de febrero de 2022

 —Tráeme un fruto de la higuera.

    —Aquí está, Señor.
    —Ábrelo.
    —Ya lo he hecho, Señor.
    —¿Qué ves?
    —Unas semillas muy pequeñas, Señor.
    —Abre una.
    —Ya lo he hecho, Señor.
    —¿Qué ves ahora?
    —Nada, Señor.
    —Hijo mío —dijo el padre—, lo que no percibes es la esencia y en esa esencia existe la poderosa higuera. Créeme, hijo mío, en esa esencia se halla el ser de todo lo que es. Eso es lo verdadero, eso es el ser.

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