jueves, 20 de enero de 2022

 He explicado cómo hace muchos años tuve un sueño en el cual una voz me decía que leyera el libro de Carlos Castaneda Journey to Ixtlán. Cuando fui a la librería a comprarlo, descubrí que en él había muchas cosas que necesitaba aprender. Siempre me deja asombrado la forma en que parece que el inconsciente se diera cuenta de lo que necesitamos saber y nos fuera guiando para encontrarlo. Las partes de Viaje a Ixtlán que sentí que iban dirigidas a mí se referían a la muerte. Carlos recibe la enseñanza de Don Juan, y cuando dice que no tiene sentido ocuparse de la' muerte, porque es una idea que sólo produce desazón y miedo, Don Juan responde: ¡Eso es pura idiotez! La muerte es la única consejera sabia que tenemos. Cada vez que sientas, como siempre lo haces, que todo te está saliendo mal y que estás a punto de ser aniquilado, vuélvete hacia tu muerte y pregúntale si es cierto. Tu muerte te dirá que te equivocas, que nada importa en realidad más que su toque. Tu muerte te dirá: «Todavía no te he tocado». [...] Mírame a mí. Yo no tengo duda ni remordimiento. Todo cuanto hago es mi decisión y mi responsabilidad. La cosa más simple que haga, llevarte a caminar en el desierto, por ejemplo, puede muy bien significar mi muerte. La muerte me acecha. Por eso, no tengo lugar para dudas ni remordimientos. Si tengo que morir como resultado de sacarte a caminar, entonces debo morir. Tú, en cambio, te sientes inmortal, y las decisiones de un inmortal pueden cancelarse o lamentarse o dudarse. En un mundo donde la muerte es el cazador, no hay tiempo para lamentos ni dudas, amigo mío. Sólo hay tiempo para decisiones. En otro momento, Carlos pregunta: «¿Es tan terrible ser tímido?». Don Juan responde: No. No lo es si vas a ser inmortal, pero si vas a morir no hay tiempo para la timidez, sencillamente porque la timidez te hace agarrarte a algo que sólo existe en tus pensamientos. Te apacigua mientras todo está en calma, pero luego el mundo de pavor y misterio abre la boca para ti, como la abrirá para cada uno de nosotros, y entonces te das cuenta de que tus caminos seguros nada tenían de seguro. La timidez nos impide examinar y aprovechar nuestra suerte como hombres. Disfruta, que es más tarde de lo que piensas.

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