Para mí, creo que la educación es el motor de la transformación de cualquier sociedad. La formación y la información son la clave. Sin duda la solución está en el origen, que es fomentar la educación. Me acuerdo que cuando llegué aquí, con los nervios de qué aprendería nuevo al día siguiente, me costaba dormir. Os he comentado que trabajaba durante el día arreglando bicicletas como mecánico, por lo tanto, solo tenía la noche para estudiar. Pero claro, tenía sueño también. ¿Y cómo hacía para estudiar? Había aprendido que hoy hacíamos sumas y restas y mañana multiplicaríamos, claro, yo no podía dormir por los nervios. Aquí se ve la gran diferencia de los que no hemos tenido esta oportunidad, este derecho a la educación, con los que ya nacéis con ese derecho como si fuera una obligación casi, ¿no? Yo creo que en cualquier sociedad el único arma, tal como dice Nelson Mandela: «Education is the key to transform any society». No lo estoy diciendo yo, grandes pensadores ya lo han dicho, es el arma más poderosa para cambiar cualquier sociedad. Por eso yo apuesto por alimentar mentes: “no me alimentes la barriga, aliméntame la mente». Si me das un plato de arroz me estás saciando el hambre para un único día. En cambio, si me alimentas la mente, me estás dando alimentación para más de cien años.
Que es la filosofía de la ONG que he fundado, que es «Feeding Minds». Así se llama. Aliméntame la mente, deja de alimentarme la barriga. Llevamos más de cien años, desde que acabó la Segunda Guerra Mundial. Aprobaron las leyes de la ayuda humanitaria en 1951. Siguen enviando kilos y kilos, toneladas de arroz a África. En otros países no quiero meterme, pero en Ghana, de donde vengo yo, cae una semilla y brota una planta. ¿Por qué tienen que enviar el arroz desde fuera? Ghana es el tercer país del mundo que más cacao produce. ¿Sabéis dónde comí chocolate por primera vez? En España. La geopolítica es compleja. No quiero meterme en ello, pero lo que sí quiero destacar es que tenemos que dejar de culpar a los demás. Tú y yo empezamos hoy, ahora, a actuar dentro de nuestras posibilidades.
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