¿Entonces, el momento de la escritura poética es, para usted, la liberación?
Sí, ciertamente. Le digo una cosa, hace un año yo era muy feliz de estar en tratamiento, daba paseos, hablaba con los médicos y todo andaba bien. Hasta que vino el incidente en el hospital «Vergani», porque me había enamorado de una persona. Sufrí una horrible castración de mis sentimientos. Hoy en día, ya no sufro, pero soy un vegetal.
Sin embargo, todavía escribe poesía…
Es verdad, pero sin aquella emotividad y alegría de otro tiempo. Aquel cuando volvía a casa y me decía: «Ahora escribo un bello fragmento para tal persona». No tiene más sentido para mí, ahora, regalar un pensamiento. Ahora escribo porque he nacido así: no puedo cambiarme el rostro ni la mente. Pero han hecho que me rindiera en mis sentimientos. Se muere de amor, es una muerte gloriosa, basta pensar en Romeo y Julieta: ¡ya es historia! Pero un demente muerto en un manicomio no pasará a la historia. Todo está en saber modular la frecuencia del sentimiento y hacerla compatible con una realidad que tantas veces el enfermo elige. Lo hace para escapar de un dolor muy profundo.
https://liberoamerica.com/2017/09/02/alda-merini-la-poesia-conoce-de-antemano-su-propia-eternidad/
No hay comentarios:
Publicar un comentario