martes, 11 de febrero de 2020

Viktor E. Frankl

Los que hemos vivido en campos de concentración podemos recordar a aquellos hombres que se paseaban por los barracones consolando a los demás, regalándoles su último pedazo de pan. Tal vez hayan sido pocos en número, pero constituyen la prueba definitiva de que a un hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: su última libertad, la de elegir la actitud que ha de adoptar en cualquier circunstancia, la de escoger su propio camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario